La Guerra Civil Española: causas, desarrollo e intervención extranjera
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El camino hacia la Guerra Civil
En febrero de 1936, las elecciones dieron la victoria al Frente Popular, lo que vino acompañado de demostraciones de júbilo popular. Los Gobiernos del Frente Popular no tardaron en reactivar el programa del bienio reformista, que incluía la reforma agraria, lo que llevó a la ocupación de tierras por parte de organizaciones obreras, y a las medidas anticlericales, que desataron la furia de las clases populares contra la Iglesia. Además, se concedió una amnistía y la readmisión de trabajadores represaliados durante el bienio conservador, se restableció el Estatuto de Cataluña y la Generalitat.
La conspiración militar se inició al vencer el Frente Popular las elecciones de febrero de 1936, pero ya antes se habían producido otros intentos como la Sanjurjada (1932). No obstante, en la conspiración también hubo civiles (fascistas, monárquicos alfonsinos, carlistas…), aunque fueron los militares descontentos los que planearon el golpe.
El estratega y jefe de la operación fue el general Emilio Mola desde Pamplona, a donde había sido destinado por sospechoso, y donde se aseguró el apoyo de los carlistas (requetés). José Sanjurjo estaba destinado a presidir el directorio militar tras el golpe. El general Franco se incorporó a la conspiración en el último momento y tras muchas dudas iniciales.
El objetivo acordado por los conspiradores era desalojar al gobierno y suspender las libertades constitucionales para restaurar el orden. Preveían un golpe rotundo y rápido sin apenas resistencia. Por su parte, el gobierno de Casares Quiroga, pese a intuir el golpe (de hecho, había dispersado a los oficiales sospechosos) no adoptó las medidas suficientes para prevenirlo.
Polarización social y estallido del conflicto
La causa de fondo del estallido bélico fue sin duda la polarización social que desembocó en el enfrentamiento de dos Españas ideológica y socialmente. Esta polarización, que se venía gestando desde hace tiempo, se agudizó especialmente durante la República.
El movimiento sindical (UGT y CNT) lanzó una ofensiva de ocupación de tierras por parte de labradores respaldados por el Gobierno, se produjeron más de 200 huelgas y muchos terratenientes paralizaron las labores agrícolas. Entre mayo y julio se produjo una oleada huelguística en Madrid.
Se incrementó el terrorismo, pistoleros falangistas cometieron una serie de asesinatos con intención de desestabilizar el régimen. Por su parte, muchos militantes de izquierda pertenecientes a milicias armadas, se tomaron la justicia por su mano y respondieron con la misma moneda a los atentados. José Antonio Primo de Rivera fue encarcelado y el 12 de julio se produjo el asesinato del teniente de la guardia de asalto José Castillo.
Al día siguiente, 13 de julio de 1936, guardias de asalto compañeros de Castillo, buscaron en su casa a un famoso parlamentario de derechas, José Calvo Sotelo, y lo asesinaron aprovechando la noche, desatando el golpe el 17 de julio en Marruecos y el 18 en la península. Este fue el detonante del golpe.
Intervención extranjera en la Guerra Civil Española
Ante el estallido de la Guerra Civil, en pleno periodo de entreguerras, las grandes potencias acordaron no intervenir en la guerra por el miedo a una expansión de la violencia a nivel europeo. Por ello se formó el Comité de No Intervención (o Comité de Londres), a propuesta de Francia y apoyada por Reino Unido. Sin embargo, los totalitarismos europeos no respetaron el acuerdo, y acudieron a España para apoyar a uno u otro bando con el fin de utilizar el país como base de entrenamiento y campo de pruebas antes del estallido de la II Guerra Mundial.
Gran Bretaña se abstuvo de apoyar al Gobierno Republicano, siguiendo la doctrina de apaciguamiento hacia los fascismos. Francia por su parte, sí apoyó al Gobierno Español, aunque no de manera oficial. Por su parte EEUU se mantuvo neutral para “no apoyar el comunismo europeo”. Sin embargo, simpatizantes y voluntarios de izquierda (especialmente comunistas) de todos estos países, acudieron a España en defensa de la legítima república alineándose en las Brigadas Internacionales.
La Italia fascista de Mussolini (mediante il Corpo di Truppe Volontariae) y la Alemania nazi de Hitler (sobre todo con la Legión Cóndor) no tardaron en alinearse junto al Bando sublevado apoyándolo diplomática, armamentística y militarmente. Buscaban un futuro aliado, la puesta a punto de sus ejércitos y eran simpatizantes ideológicamente con el Bando Nacional. Su participación en el conflicto fue decisiva para la victoria de las tropas sublevadas
La República sólo contó con el apoyo explícito de un país. Otro totalitarismo, la Unión Soviética de Stalin, muy interesado en contar con un satélite comunista en el futuro. Vendieron armamento, carros de combate y aviones a los republicanos a cambio de importantes cantidades de oro del Banco de España. Además, el gobierno de Stalin impulsó la formación de las Brigadas Internacionales, que contaron con la adhesión de miles de voluntarios de diferentes países para combatir al fascismo español.