La Guerra Civil Española: Conflictos, Transiciones y Legado

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El contexto de la Guerra Civil Española estuvo marcado por profundas divisiones sociales y políticas. Se implementaron reformas agrarias, como el reparto de tierras de latifundistas entre grupos de campesinos, lo que generó un virulento anticlericalismo. Símbolos aristocráticos, burgueses o religiosos fueron perseguidos, llegando a ser causa de encarcelamiento o muerte.

El Gobierno de Largo Caballero y la Reorganización Republicana

El nuevo gobierno, liderado por Largo Caballero, buscó integrar a todas las fuerzas afines a la República para poner fin a la reparación incontrolada. Una de las medidas adoptadas fue la disolución de las milicias voluntarias para integrarlas en un ejército popular.

Los Sucesos de Mayo de 1937 y el Gobierno de Negrín

Los fracasos militares de la República agudizaron las divisiones internas. Mientras socialistas y comunistas abogaban por frenar el proceso revolucionario, anarquistas y trotskistas se oponían a las nuevas medidas gubernamentales. En 1937, se produjo un enfrentamiento armado en Barcelona, del cual emergieron victoriosas las fuerzas afines al gobierno. Juan Negrín formó un nuevo gabinete con una notable influencia comunista. El gobierno asumió el control de las colectivizaciones y los esfuerzos bélicos, planeando una propuesta de paz y defendiendo una política de resistencia a ultranza.

La Génesis del Estado Franquista

El primer órgano de poder del bando sublevado fue la Junta de Defensa de 1936. Franco asumió la jefatura del gobierno y se decretó la unificación de falangistas y tradicionalistas en un partido único. El nuevo estado, inspirado en el fascismo, pretendía erradicar la democracia. Franco concentró todos los poderes, estableciendo una dictadura estructurada y buscando revertir las reformas republicanas. Se prohibieron todos los partidos políticos y se puso fin al Estado laico.

Una Represión Sistemática

En las zonas dominadas por los franquistas, se institucionalizó la persecución contra los partidos y sindicatos del Frente Popular, considerados sospechosos de simpatizar con la causa republicana.

El Avance hacia Madrid

Tras cruzar el Estrecho de Gibraltar, las tropas sublevadas avanzaron hacia Madrid. En agosto de 1936, ocuparon Extremadura y, en septiembre, Toledo. El gobierno republicano abandonó Madrid y se trasladó a Valencia. En noviembre de 1936 tuvo lugar la Batalla de Madrid, donde las fuerzas republicanas lograron frenar la ofensiva. Los intentos posteriores de tomar la ciudad, como las Batallas del Jarama y de Guadalajara, fracasaron. En la primavera de 1937, el alto mando sublevado, bajo la dirección del general Franco, decidió enfocar sus esfuerzos en otro frente.

La Batalla del Norte

Entre abril y octubre de 1937 se libró la Batalla del Norte. El dominio aéreo se manifestó en el bombardeo indiscriminado de ciudades. El 26 de abril, la Legión Cóndor alemana bombardeó y arrasó la ciudad de Guernica. En junio, las tropas franquistas ocuparon Bilbao. Los republicanos lanzaron ofensivas para aliviar la presión en la zona norte, como en Belchite (Zaragoza) y Brunete (Madrid).

La Batalla del Ebro

Tras una ofensiva republicana conocida como la Batalla de Teruel, en febrero de 1938, las tropas de Franco reconquistaron la ciudad. Avanzaron sobre Aragón y alcanzaron el Mediterráneo por la zona de Castellón, aislando Cataluña. El gobierno de la República concentró sus fuerzas en la Batalla del Ebro con el objetivo de hacer retroceder al enemigo. Tras tres meses de intensos combates, los republicanos iniciaron la retirada.

El Fin de la Guerra

Con la conquista de Cataluña, solo Madrid y algunas zonas del centro permanecieron en manos republicanas. El gobierno de Negrín intentó resistir, pero una sublevación interna propició la creación de un Consejo Nacional de Defensa que intentó negociar infructuosamente con Franco. Entre febrero y marzo de 1939, las fuerzas franquistas ocuparon el territorio restante, y el 1 de abril se anunció el fin del conflicto.

Consecuencias de la Guerra

  • Pérdidas demográficas y económicas: Se estima que el número de fallecidos rondó las 550.000 personas, a lo que se suma el exilio de aproximadamente 470.000 ciudadanos.
  • Pérdida de la democracia y libertades políticas: El franquismo instauró una dictadura militar que puso fin a la tradición liberal iniciada en el siglo XIX.
  • Ruptura de la convivencia: El enfrentamiento y la violencia dejaron profundas heridas en la sociedad, cuya cicatrización fue un proceso largo. La división entre vencedores y vencidos se mantuvo durante todo el franquismo.

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