Guerra colonial y crisis de 1898

Clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 3,16 KB

Durante el reinado de Fernando VII (1808-1833) la mayor parte de las colonias españolas en América habían obtenido la independencia. Tras el movimiento independentista, España solo poseía como colonias en América las islas de Cuba y Puerto Rico, que junto con las Filipinas en Asia, constituían los últimos restos del gran Imperio Español.

En este momento existía en Cuba un movimiento que solicitaba una liberalización económica y una mayor autonomía política. El estallido de la Revolución de 1868 en España alentó este movimiento. El conflicto degeneró en una guerra de diez años, la llamada Guerra Grande (1868-1878) que concluyó con la Paz de Zanjón (1878) firmada por el general Martínez Campos. España, además de conceder el indulto a los insurgentes, se comprometía a permitir cierta intervención de los cubanos en el gobierno interior de la isla. En 1891, la crisis económica española llevó al gobierno a aprobar una ley de aranceles que prohibía a los cubanos el libre comercio con EEUU. Como consecuencia del descontento popular y de que el gobierno español estaba retrasando la concesión del autogobierno, en 1895 se produjo un levantamiento independentista en la isla dirigido por Antonio Maceo y José Martí.

La guerra cubana tendrá varias fases: al principio el gobierno liberal intentó una política de negociación y Martínez Campos fue enviado para sofocar la rebelión, pero ante su fracaso regresó a España y fue destituido. En 1896, la situación militar se agravó al sumarse una segunda insurrección colonial en Filipinas.

El nuevo gobierno de Cánovas aprovecha este momento para introducir algunas reformas (1897) y envía al general Weyler a Cuba para intentar sofocar el conflicto. Weyler recuperó todo el territorio y lo dividió mediante líneas fortificadas. Comienza así una guerra de desgaste caracterizada por la superioridad española y el dominio del territorio por los guerrilleros cubanos. Cuando Cánovas es asesinado, Sagasta asume el gobierno y decide conceder la autonomía a Cuba. Pero el clima de tensión en la isla aumentó por la oposición de los españoles residentes en Cuba.

Es entonces cuando EEUU decide intervenir en Cuba enviando al acorazado Maine para proteger los intereses de los residentes americanos. Cuando el Maine fue volado (15 de febrero de 1898) se desató una violenta campaña de prensa a favor de una guerra con España. En estas condiciones, el presidente americano McKinley exigió a España la entrega de la isla previo pago de 300 millones de dólares. Ante la negativa de España, Estados Unidos lanzó un ultimátum y declaró finalmente la guerra en 1898.

En España, tanto la opinión pública como la mayoría de los almirantes ignoraron el hecho de que la escuadra americana era superior a la española, y se lanzaron a esta guerra con un optimismo inconsciente. El gobierno, más consciente de la realidad, no podía entregar la isla sin luchar. El Almirante Cervera, encargado de dirigir la flota, denunció públicamente este hecho pero se dirigió a Cuba. Allí la flota española fue aniquilada en Santiago de Cuba, mientras tropas estadounidenses invadían Cuba y Puerto Rico.

Entradas relacionadas: