La Guerra Fría: Proliferación Nuclear, Desestalinización y Cambios en los Bloques
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La Era de la Paridad Nuclear y la Proliferación
Ya no había una superioridad clara, ni siquiera relativa, de una superpotencia sobre la otra, con lo cual la idea de que el holocausto nuclear era una posibilidad real empezó a instalarse en el ánimo de los líderes de ambas potencias. Además, desde finales de los años 50 y principios de los 60, Gran Bretaña, Francia, China, India y Pakistán también consiguieron la bomba atómica, hasta llegar a la situación de los años 80 del siglo XX, en que había muchos países con armamento nuclear o con capacidad para fabricarlo. Esto hizo necesario un ordenamiento internacional de esa capacidad nuclear. Había que crear foros de diálogo y conferencias internacionales para limitar los armamentos nucleares. De hecho, durante los años 60, se celebraron toda una serie de conferencias internacionales para la limitación de armamentos.
La Desestalinización y sus Repercusiones
El XX Congreso del PCUS y la Coexistencia Pacífica
Un factor clave fue la muerte de Stalin y la posterior desestalinización llevada a cabo en la URSS por su sucesor, Nikita Jrushchov. En el XX Congreso del Partido Comunista, celebrado el 24 de febrero de 1956, Jrushchov sorprendió a los delegados de la Nomenklatura al denunciar a Stalin, acusándolo de múltiples crímenes, incluso de genocidio. Lo más llamativo fue que Jrushchov se dirigía a un auditorio que había consentido los excesos de Stalin, aunque intentaba eximirlos de responsabilidad directa. Este proceso de desestalinización trajo consigo directrices políticas importantes, tanto dentro del bloque soviético como en las relaciones con Occidente. Una de estas directrices clave en política internacional fue la coexistencia pacífica, aunque la URSS seguía viendo a Estados Unidos como el representante del "capitalismo hostil".
Fracturas en el Bloque del Este
El proceso de desestalinización tuvo consecuencias significativas dentro del movimiento comunista internacional. Hasta la muerte de Stalin, la obediencia era absoluta. Sin embargo, con la llegada de Jrushchov, en los países comunistas de Europa del Este, comenzaron a surgir voces críticas dentro de los partidos comunistas locales. Esto provocó una quiebra en la disciplina de bloque, dando lugar a contestaciones al dominio de la URSS, como las revueltas en Polonia y Hungría en 1956, que demandaban mayor democratización. Las tropas soviéticas intervinieron en Hungría para sofocar la revuelta. Esta imposición de la disciplina alcanzaría su máxima expresión con la Primavera de Praga de 1968. Cuando la dirección del Partido Comunista Checoslovaco introdujo reformas liberalizadoras y democráticas, la URSS lo percibió como una amenaza, enviando tanques a Praga para aplastar la disidencia checoslovaca.
Cambios en el Bloque Occidental
En el bloque occidental se observó un fenómeno paralelo: un creciente distanciamiento de la influencia norteamericana sobre los países de Europa Occidental. A mediados de los años 50 y 60, Europa experimentó un notable despegue económico, impulsado inicialmente por el Plan Marshall. Sin embargo, la reconstrucción económica cobró impulso propio, y los países europeos comenzaron a crecer a un ritmo elevado por sí mismos. Esto llevó a una menor dependencia y seguimiento de las directrices políticas de Estados Unidos. Estos países empezaron a exigir mayor autonomía y seguridad, conscientes de que, en caso de conflicto directo entre las superpotencias, Europa (y especialmente Alemania) sería probablemente el principal escenario bélico.