La Guerra de Independencia Cubana: Del Grito de Baire a la Intervención Estadounidense
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El camino hacia la guerra: Insurrección y lucha por la autonomía
José Martí, trabajando con los exiliados cubanos, coordinó la insurgencia y fundó el Partido Revolucionario Cubano. Se apoyó en los esfuerzos guerrilleros de Antonio Maceo y Máximo Gómez para coordinar la insurgencia armada en Cuba. La Paz de Zanjón en 1878 supuso el fin de 10 años de lucha, pero para muchos, como Antonio Maceo, lo conseguido fue insuficiente y la lucha por la independencia debía continuar. Maceo, defensor de la abolición de la oligarquía azucarera y la plena independencia, se exilió en Jamaica.
Durante este período, España devolvió a los prisioneros de guerra y se iniciaron nuevas revueltas como la Guerra Chiquita (1879-1880), liderada por jefes militares de color. Sin embargo, la dura represión del general Polavieja logró sofocar la rebelión.
A pesar de los acuerdos de paz, España no cumplió con las promesas de autonomía para Cuba. Durante la Restauración borbónica, se fundaron dos partidos políticos en la isla: el Partido Liberal Autonomista y la Unión Constitucional. Antonio Maura, consciente de la gravedad de la situación, presentó en la corte española un proyecto de autogobierno para Cuba, pero no tuvo éxito debido a la presión de los hacendados y españoles con intereses en las Antillas.
Abolición de la esclavitud y el inicio de la Guerra Necesaria
La Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas (conocida como Ley Gamazo) suprimió el Patronato en Cuba y supuso la extinción de todo residuo esclavista. Sin embargo, la abolición de la esclavitud también generó un subproletariado hambriento dispuesto a trabajar por salarios míseros.
En 1895, se inicia la Guerra Necesaria (o Guerra de Independencia cubana) con el Grito de Baire. La tesis independentista de José Martí triunfa sobre la anexionista de Estrada Palma. La guerra decisiva comenzó por orden de Martí, quien luego se unió a Máximo Gómez para firmar el Manifiesto de Montecristo.
La intervención española y el cambio de estrategia
Martínez Campos llegó a Cuba con refuerzos para sofocar la rebelión, pero su estrategia no tuvo éxito. Fue sustituido por Valeriano Weyler, quien implementó una política de "reconcentración" y mano dura que tampoco logró detener la insurgencia. Weyler, conocido por su liderazgo de los "Voluntarios" durante la Guerra de los Diez Años, fue un personaje controvertido por su crueldad y métodos represivos.
A pesar de la muerte de líderes guerrilleros como José Martí, la resistencia cubana continuó. Antonio Maceo y Calixto García dominaron gran parte de la isla, ganando el apoyo de la población y generando simpatía incluso entre algunos sectores españoles.
El fin del dominio español y la intervención estadounidense
Tras el asesinato de Cánovas del Castillo, Práxedes Mateo Sagasta llegó al poder en España. Sagasta concedió una amplia autonomía a Cuba y se negó a vender la isla a Estados Unidos. Sin embargo, la tensión entre España y Estados Unidos aumentó, culminando en la Guerra Hispanoamericana en 1898.
Ramón Blanco, capitán general en Cuba, formó un gobierno autónomo para la isla, pero fue rechazado tanto por los colonialistas como por los independentistas. España, debilitada y sin apoyo internacional, parecía dispuesta a perder su última colonia en América.