Las Guerras Carlistas: Conflicto Dinástico y Transformación de España (1833-1840)
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El Conflicto Dinástico y las Guerras Carlistas en España
El conflicto que marcó una etapa crucial en la historia española del siglo XIX enfrentó a dos bandos con visiones políticas y sociales opuestas, desencadenando las Guerras Carlistas.
Bandos Enfrentados: Ideología y Apoyos
Los Carlistas: Tradición y Absolutismo
Los carlistas se caracterizaban por ser firmes tradicionalistas y absolutistas. Defendían fervientemente:
- La defensa de los fueros (leyes e instituciones propias de ciertos territorios).
- La confesionalidad del Estado.
Su base social se encontraba principalmente en:
- Parte del clero.
- Pequeños propietarios rurales.
- Artesanos.
- La nobleza tradicional.
Su mayor influencia se concentró en las zonas rurales y en las provincias forales, especialmente el País Vasco y Navarra.
Los Cristinos o Isabelinos: Liberalismo Moderado
Los cristinos o isabelinos defendían la sucesión legítima de Isabel, hija de Fernando VII, y se agruparon en torno a la figura de la regente María Cristina. Su ideología era predominantemente liberal y absolutista moderada.
Entre sus filas se encontraban:
- Burgueses e ilustrados.
- Las clases medias urbanas.
- Las altas jerarquías de la Iglesia.
- La mayor parte del ejército.
Recibieron apoyo diplomático y militar fundamental de potencias extranjeras como Francia, Inglaterra y Portugal.
Desarrollo de la Primera Guerra Carlista (1833-1840)
La guerra se desarrolló intensamente entre 1833 y 1840. Inicialmente, los carlistas lograron tomar ventaja debido a su dominio del terreno y a su organización, que se situaba a medio camino entre la acción guerrillera y el ejército regular.
El Papel de Zumalacárregui y el Sitio de Bilbao
La figura militar principal del bando carlista fue el general Zumalacárregui, a quien don Carlos encargó la conquista de Bilbao. Lamentablemente, el general carlista fue herido y murió, lo que supuso el fracaso del sitio.
A pesar de este contratiempo, los carlistas todavía mantuvieron la iniciativa, aunque su actividad se concentró principalmente dentro del territorio vasco-navarro.
La Expedición Real y el Declive Carlista
Para intentar cambiar el curso de la guerra, se organizó la Expedición Real en 1837. Esta acción llevó a don Carlos hasta las puertas de Madrid, pero finalmente tuvo que retirarse sin lograr forzar el acuerdo que pretendía.
A partir de este momento, los carlistas entraron en una fase de agotamiento y se mantuvieron a la defensiva. Su líder, el general Maroto, inició conversaciones con el líder cristino, el general Espartero.
El Final de la Guerra: El Convenio de Vergara
Las conversaciones concluyeron con el Convenio de Vergara de 1839, que selló el fin de la contienda:
- A cambio de la rendición, se admitió la incorporación de los militares carlistas al ejército cristino, conservando su empleo y sueldo.
- Espartero se comprometió a recomendar a las Cortes el mantenimiento de los fueros.
Avances Políticos Paralelos
En paralelo a los acontecimientos bélicos, el bando isabelino impulsó reformas políticas. En 1837 se aprobó una nueva Constitución que recogía importantes avances:
- La soberanía nacional.
- Reconocimiento de derechos individuales.
- División del poder Legislativo entre la Corona y unas Cortes bicamerales (Congreso y Senado).