Guillermo de Ockham: Pensamiento Filosófico, Nominalismo y Legado Político
Clasificado en Filosofía y ética
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Este documento explora la figura y las contribuciones de Guillermo de Ockham, una figura pivotal en la filosofía del siglo XIV, cuya obra marcó la transición entre el pensamiento medieval y la modernidad.
Introducción a Guillermo de Ockham
Guillermo de Ockham es el principal representante de la filosofía del siglo XIV, considerado el último autor medieval y el primer filósofo moderno. Se educó en una orden religiosa franciscana. Ockham estudió Teología, filosofía y política, y fue excomulgado de la Iglesia por defender la pobreza de las órdenes monacales y por oponerse a la figura del Papa.
El Nominalismo de Ockham
La doctrina nominalista defiende que los conceptos o universales, separados de la materia, no son reales. Ockham es un continuador de la filosofía aristotélica y del pensamiento empirista, y por ello considera que el único punto de partida del conocimiento humano es la experiencia sensible. Todo aquello que no se puede experimentar es solamente un nombre que se utiliza para unificar experiencias materiales; si no se puede comprobar materialmente algo, entonces no existe realmente.
El Principio de Economía: La Navaja de Ockham
El principio de economía se conoce popularmente con el nombre de «la navaja de Ockham». Afirma que la ciencia no debe multiplicar los entes (los seres) sin necesidad para construir leyes; es decir, la ciencia se basa en la parsimonia y la simplicidad. No es necesario observar todos los casos particulares para inducir leyes generales; solamente observando unos cuantos hechos concretos podemos llegar a concluir leyes científicas. La célebre máxima se resume en: «No es necesario multiplicar los entes sin necesidad, para construir la ciencia».
Pensamiento Político de Ockham
Uno de los principales temas en los que se centró Ockham fue la necesidad de separar la Iglesia y el Estado. Negó que el poder imperial derivara del Papa, que fuera necesaria la confirmación de la elección del emperador o su investidura. Argumentó que en el Edén los seres humanos compartían todos los beneficios de la naturaleza, pero después de la Caída, se hicieron egoístas. De ahí la justificación de la autonomía del poder secular, que no emana del poder espiritual, sino de Dios o de la naturaleza. Sin embargo, atenuaba la separación radical afirmando que en determinados casos podía hacerse necesaria la intervención del sumo pontífice.