Guillermo de Ockham: Voluntarismo Divino y Principio de Economía
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Biografía y Contexto
Guillermo de Ockham fue un monje franciscano inglés del siglo XIV. Durante su paso por la Universidad de Oxford, destacó por su uso del método empírico para investigar la naturaleza. La influencia del pensamiento de Duns Scoto lo llevó a asumir la idea de un Dios voluntarista, que desarrollaría hasta sus últimas consecuencias en su crítica de la escolástica. En sus comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo, Ockham fue acuñando lo que él suponía la destrucción de la idea tomista de la armonía entre fe y razón.
El Voluntarismo Divino en Ockham
Ockham acentúa el voluntarismo divino establecido por Escoto, apoyándose en la idea de la omnipotencia divina. Dios es todopoderoso, y este poder debe manifestarse en su obra creadora. La creación es un acto divino que ha de gozar de una libertad absoluta. Si Dios hubiese tenido alguna limitación a la hora de crear, no sería omnipotente.
Diferencias con Santo Tomás
Para Santo Tomás, Dios no podía crear de cualquier modo, pues no puede contradecirse a sí mismo, no puede hacer lo absurdo. Hay en su planteamiento una prioridad del intelecto sobre la voluntad: Dios actúa según patrones lógicos. No sería concebible un mundo creado en el que matar fuese algo bueno porque sería contradictorio con la moral emanada de Dios, de carácter racional. Lo mismo ocurre con las leyes divinas: estas son así porque derivan de la misma esencia divina. Dios solo crea conforme a principios establecidos por su razón.
La Prioridad de la Voluntad Divina
Ockham sostiene, en contra, la prioridad de la voluntad divina sobre el entendimiento. Esa voluntad no se supedita a patrones lógicos. La libertad divina es pura voluntad. Dios podría haber creado el mundo conforme a otras pautas que las de las leyes morales o físicas.
Dios, en libertad absoluta, podía haber contradicho sus mandamientos y establecer que matar es bueno. Lo bueno es bueno porque Dios lo dispone y no porque sea bueno en sí mismo y su bondad se descubra por la razón.
Los actos humanos no son ni buenos ni malos en sí mismos. Solo son buenos desde la perspectiva de que Dios nos los ha mandado, pero esos designios morales de Dios no son explicables desde la razón, sino desde su voluntad o capricho.
Principio de Economía y Contingencia
Todo lo creado es contingente. El mundo es como es, pero podría haber sido creado de otra manera. Es obra de la pura voluntad de Dios, sin someterse a esquemas lógicos que lo expliquen, del tipo de la metafísica clásica: esencias, causas, finalidades, etc.
Crítica a la Metafísica Tomista
Podríamos hablar de esencias, por ejemplo, al modo de Santo Tomás, si suponemos que esas esencias vienen a ser el calco presente en las cosas de unas ideas a su vez presentes en el intelecto divino. Siempre según Tomás, un hombre es lo que es porque tiene una esencia que le hace ser hombre y no otra cosa. Hay una preeminencia, al crear las cosas, del intelecto divino sobre la voluntad. Dios hace las cosas según unos modelos o pautas racionales.