Hannah Arendt: Totalitarismo, Acción Política y Condición Humana

Clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 4,87 KB

Hannah Arendt: Totalitarismo, Acción Política y Condición Humana

Hannah Arendt se aproxima a la esfera política para descubrir sus estructuras fundamentales. A partir de ahí, explica la situación política de su época y señala las medidas para mejorarla. Las deficiencias en las democracias modernas colocan la labor en primer plano, dando lugar a sociedades consumistas que buscan satisfacer necesidades sin preocuparse por dejar acciones dignas de recuerdo. El no buscar dejar una acción digna provoca el hundimiento de los modelos de organización social tradicionales, generando inseguridad y dando lugar a la aparición de los totalitarismos, una ideología que subordina absolutamente al individuo frente a la colectividad.

Los totalitarismos consideran que el destino colectivo obedece a leyes que solo los líderes saben interpretar. Esto justifica la violencia, el terror y el control total que imponen sobre el individuo. Buscan dar seguridad a cambio de sacrificar la voluntad individual. En el intento de comprender cómo alguien participa en esas atrocidades, Arendt llega a la conclusión de que se suspende la capacidad de pensar y juzgar la acción, por eso es necesario esforzarse por mantenerlas.

La Banalidad del Mal y la Amenaza Totalitaria

En su obra La banalidad del mal, llega a la conclusión de que cualquier persona puede cometer los más terribles crímenes. Los totalitarismos son regímenes que creen en unas leyes suprahumanas que rigen el universo. Explican el pasado y anticipan el futuro basándose en esas leyes. Son ideologías cerradas y no hay espacio en ellas para la impredecibilidad de la acción humana, por eso se niega. Tratan de que los individuos se conviertan en un simple engranaje del Estado y se ven reducidos a pura animalidad.

En un totalitarismo falta el elemento fundamental de la política: el discurso. Falta el diálogo y se impone la violencia. Se elimina la diferencia entre lo privado y lo público, ya que todo se vuelve público. Para lograr su objetivo, se elimina gradualmente la pluralidad, se niegan los derechos, se destruye la dignidad de algunas personas. No considerarlas humanas es la clave para la dominación. Sostiene que el terror totalitario solo puede cuajar en sociedades en las que los individuos viven aislados y defiende que los totalitarismos son la expresión del mal radical.

Raíces del Totalitarismo: Antisemitismo e Imperialismo

Arendt explica que los totalitarismos tienen una raíz doble: el antisemitismo y el imperialismo. Estos son una forma de canalizar el fracaso de una sociedad hacia un determinado grupo social o político. En el caso de los imperialismos, son una forma de comportarse los Estados que se produce como consecuencia del crecimiento de la burguesía y del intento de invertir capital excedente en territorios dominados. Obliga a establecer la diferencia entre colonizadores y colonizados. El imperialismo busca beneficios sin importar el precio que haya que pagar por ellos, y se fundamenta en la idea de las razas superiores e inferiores.

La Respuesta al Totalitarismo: Espacios Políticos y Participación

Según Hannah Arendt, la única forma de eliminar los totalitarismos es generar espacios políticos radicalmente opuestos, aquellos en los que el poder no sea violencia. La función del poder es forjar una voluntad orientada al entendimiento, pues el progreso del hombre no viene garantizado por las leyes inexorables, sino que exige la participación en política. Es necesario el diálogo y la reivindicación de la actividad política.

Si lo específicamente humano es el discurso y la acción, la unidad discurso-acción convierte la vida política en un ámbito donde el lenguaje es la forma de persuadir. La argumentación tiene un papel fundamental, aunque señala sus límites.

La Condición Humana: Labor, Trabajo y Acción

En La condición humana, Arendt lleva a cabo un análisis de la vida activa, del conjunto de actividades que realiza el ser humano en su hacer. Divide la vida activa en tres ámbitos fundamentales que corresponden con las condiciones básicas bajo las que se ha dado al hombre la vida en la tierra:

  • Labor (actividades orgánicas): Corresponde a la vida. Garantiza la supervivencia del individuo y de la especie en la naturaleza. Es antipolítica, ya que es totalmente subjetiva.
  • Trabajo (actividades de producción): Corresponde a la mundanidad. Construye el mundo artificial común necesario para realizar el mundo humano. Es apolítica.
  • Acción (y discurso): Corresponde a la pluralidad. Es la acción que configura el mundo humano (la sociedad, la historia…). Es política, ya que es totalmente social.

Entradas relacionadas: