Hilemorfismo Aristotélico: Materia, Forma y la Esencia de la Realidad

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El Hilemorfismo Aristotélico: Materia, Forma y la Esencia de la Realidad

La teoría aristotélica del hilemorfismo es fundamental para comprender la distinción entre sustancia primera y sustancia segunda. Esta doctrina postula que todo ser natural está compuesto por dos elementos inseparables:

  • Materia (hyle)

    Es aquello de lo que está hecha una cosa, su sustrato potencial. Por ejemplo, la materia de una mesa es la madera.

  • Forma (morphē, eidos)

    Es lo que hace que algo sea lo que es, su principio determinante y actualizador. Por ejemplo, la forma de la mesa es su estructura y función como mesa. La forma no debe entenderse en el sentido de figura (que es secundario), sino como aquello que confiere a un ser su tipo específico, lo que le proporciona su esencia.

Por tanto, lo universal es la forma, pero esta no existe, como las ideas platónicas, separada de las cosas, sino presente en ellas, informándolas. Así, por ejemplo, la especie humana no está separada de cada ser humano concreto, sino presente en él como forma humana.

Materia y forma no pueden existir por separado en la realidad. Se pueden distinguir conceptualmente por medio del pensamiento, pero no separar físicamente. Con esta distinción, Aristóteles explica por primera vez el problema de la relación de las especies con las cosas individuales, un enigma que Platón intentó aclarar en vano con el concepto insuficiente de “participación”. Los universales son sustancias, pero abstractas y no concretas; por eso son sustancias segundas.

Niveles de Materia en el Hilemorfismo

Aristóteles distingue dos niveles de materia:

  1. La Materia Primera

    Es el componente material último de todo el cosmos, la materia despojada de toda forma. No es algo que encontremos tal cual en la naturaleza, sino que es solo una abstracción necesaria, un sustrato puro de potencialidad.

  2. La Materia Segunda

    Es el resultado de aportar a la materia prima un componente formal, aunque en su grado más elemental. Las primeras materias segundas que encontramos son las de los cuatro elementos: agua, fuego, aire y tierra. A partir de estas se forma la materia de cada clase de seres: cada árbol produce su propio y específico tipo de madera, cada especie viviente posee sus tejidos orgánicos específicos, etc.

La Superioridad Ontológica de la Forma

De los dos elementos que componen todo ser natural, la forma es ontológicamente superior a la materia. La materia proporciona individualidad: un pino se diferencia de otro por la materia particular que posee cada uno. Sin embargo, lo que los hace ser pinos a ambos, lo que les concede el ser, no es su materia, sino su forma. La forma otorga el ser y ahí radica su importancia.

Así como se puede pensar en una materia prima desposeída de forma, también es posible concebir una forma inmaterial que, en este caso, no sería solo una abstracción, sino una realidad sobrenatural y divina.

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