Hilemorfismo en la Filosofía de Aristóteles: Materia, Forma y Cambio
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Hilemorfismo en la Filosofía de Aristóteles
Se conoce como hilemorfismo la principal teoría metafísica de Aristóteles. Según esta teoría, los seres naturales son compuestos de dos elementos:
Hile y Morfe
Hile
Materia, el"soport" sobre el que se dan sus determinaciones (propiedades, relaciones, circunstancias...) pero que en sí mismo es algo amorfo, sin forma, indeterminado, y que es común a todos los seres de la naturaleza.
Morfe
Forma, esencia (eidós), el conjunto de determinaciones esenciales que hacen al ser lo que es (burro, perro, ser humano, jilguero...). Son las ideas platónicas, sólo que para Aristóteles no existen separadas de las cosas mismas de las que son esencia, sino incorporadas a ellas. La forma es la causante de que la materia se configure de una u otra manera, en un ser de una especie determinada. En los seres vivos, además, esa forma se transmite por la reproducción, permitiéndole perdurar más allá de la vida de los individuos concretos. La forma es, por así decir, su código genético (sólo que para Aristóteles no hay evolución: las formas son eternas, no cambian).
Materia y Forma: Unión Indisoluble
Materia y forma no existen separadas de los seres mismos. La materia pura sería algo absolutamente indeterminado, lo que es tanto como decir nada. Las formas puras serían entidades incorpóreas, abstractas, las ideas de Platón. Pero para Aristóteles colocar las formas fuera de las cosas, en un mundo ideal separado del sensible, las anula como principios explicativos de las cosas mismas. Lo que el burro es, cómo es, lo que hace, etc. está en el burro mismo de carne y hueso. Este"realism" aristotélico (opuesto al idealismo platónico, para el que lo real es lo inteligible, lo ideal) se expresa en su afirmación de que no hay más seres que los individuos concretos, compuestos de materia y forma (exceptuando al menos uno, el Primer Motor, Dios, del que luego trataremos). Para estos compuestos Aristóteles usa el término ousía, que se ha traducido habitualmente como sustancia (aunque quizás le va mejor ente o entidad).
Metafísica y Lógica: Las Categorías
La metafísica aristotélica está estrechamente relacionada con su lógica, en concreto con su análisis de las categorías o conceptos más generales en los que se basa nuestro pensamiento y nuestro lenguaje sobre la realidad (sobre todo, el pensamiento y el lenguaje científico). Esas categorías expresan diferentes modalidades de la realidad.
De ellas, la principal es la sustancia, que en este sentido refiere a algo real que no se dice (no se predica) de otra cosa. Además, otras categorías contienen aspectos reales, pero que son siempre dichos (predicados) de alguna sustancia. Por ejemplo, el color gris del burro es real, pero no puede serlo más que como cualidad suya, como algo que se dice del burro (sería un susto ver que de pronto el burro se vuelve transparente mientras su color gris se va a otra parte, aburrido de rumiar siempre la misma hierba).
Las otras categorías (en total Aristóteles distingue diez) sirven para expresar diferentes modos de realidad de las sustancias. El trabajo del científico consiste en investigar y diferenciar los modos esenciales (necesarios de las sustancias, por su forma, su esencia: por ejemplo, el burro es herbívoro, ungulado, rebuzna, etc.) de los accidentales (se dan sólo circunstancialmente: por ejemplo, que el burro se haya echado a la sombra de una encina o de un olmo a dormir la siesta).
El Cambio en Aristóteles: Potencia y Acto
Estos análisis nos llevan a otro rasgo de la filosofía aristotélica que lo distingue considerablemente de la platónica: la explicación del cambio. Para Platón, el carácter cambiante de las cosas sensibles es un signo de su imperfección, de su relativa falta de realidad. Para Aristóteles, como para los presocráticos (menos Parménides y sus discípulos) el cambio es un rasgo esencial de la naturaleza que la ciencia ha de explicar racionalmente. Lo define como paso de la potencia al acto, siendo:
Potencia
Aquello que un ser no es ahora pero puede llegar a ser en algún momento de su existencia, porque así está contenido en su forma, en su esencia. La bellota no es todavía una encina, pero lleva en su esencia poder serlo. Por otro lado, la esencia de una sustancia determina todo el abanico de posibilidades de cambio que la sustancia puede experimentar. Sería otro susto observar que, al germinar, de la bellota brotaran un par de orejas velludas y que, con el paso del tiempo, se convirtiera en un burro gris.
Acto
Lo que la sustancia es ahora, como resultado del desarrollo de sus potencias, pero que incluye también, en estado latente, germinal, todo lo que en potencia puede ser en el futuro, aunque ahora no se manifieste. Nada hay en la bellota en acto que apunte a la posibilidad de convertirse algún día en burro.