Hispania Romana: Conquista, Romanización y Desarrollo Económico

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La Conquista Romana de Hispania: Un Proceso Bélico y Estratégico

Durante el proceso bélico contra Cartago, Roma ocupó con relativa facilidad la zona del Levante y la Bética. Terminada la guerra, Roma vio en la Península enormes posibilidades de explotar sus recursos naturales.

Las Guerras Lusitanas y la Resistencia de Viriato

La guerra en la Lusitania fue provocada por las incursiones de este pueblo en las tierras del Sur, debido a la escasez de recursos en su territorio y a la falta de tierras para cultivar. Viriato, escapado de la masacre de Galba, logró organizar un ejército que durante 10 años luchó sin cuartel contra Roma, recurriendo a la táctica de guerra de guerrillas.

Las Guerras Celtíberas y la Caída de Numancia

La guerra celtíbera se inició en el 153 a.C., cuando los indígenas fortificaron la ciudad de Segeda, cercana a la actual Calatayud. Ante la protesta de Roma y la exigencia de nuevos tributos, varias tribus indígenas se federaron y se refugiaron en Numancia, capital de los arévacos, y derrotaron al cónsul Fulvio Nobilior, obligando a Roma a firmar un tratado de paz en el 151 a.C. La segunda fase de la guerra celtíbera la inició Roma en el 143 a.C.

La Pacificación Final de Hispania bajo Augusto

Tras las guerras civiles, que también tuvieron repercusión en Hispania donde hubo enfrentamientos entre bandos romanos, finalmente el emperador Augusto decidió poner fin a la conquista de Hispania. Agripa logró la victoria final sobre estos pueblos refugiados en los Picos de Europa y declaró a Hispania como una «provincia pacata», es decir, pacificada.

El Profundo Proceso de Romanización en Hispania

Este proceso no se redujo solo a la asimilación del latín y del Derecho romano, sino que se amplió a las formas de vida y de organización social y económica propias del sistema esclavista que habían desarrollado los romanos.

Transformaciones Económicas en la Hispania Romana

La Agricultura y la Ganadería: Pilares de la Economía

Como en siglos anteriores, las actividades económicas fundamentales fueron la agricultura y la ganadería, a las que se añadió el comercio. La agricultura aumentó debido al gran número de hectáreas roturadas y que, junto a las tierras conquistadas, pasaban a ser propiedad del Estado romano, que a su vez las solía arrendar buscando obtener beneficios. La propiedad y la producción variaban también por zonas. En las zonas del Norte y en la Meseta, las tierras se explotaban de manera comunal o por la aristocracia indígena. La producción obtenida iba destinada al autoconsumo y al pago de impuestos. En el Levante y la Lusitania, las tierras fueron repartidas entre colonos, creando una clase de medianos propietarios que recurrían a los esclavos para su trabajo y la producción se encaminaba al mercado urbano y a la exportación. Las tierras pasaron a manos privadas, bien en medianas propiedades, bien en extensos latifundios.

La Minería: Riqueza Estratégica para Roma

Las minas, en las que trabajaban los esclavos y cuya titularidad era estatal, se convirtieron en un pilar fundamental en la economía romana.

Artesanía y Comercio: Motores del Desarrollo Urbano

La artesanía se concentraba en las ciudades, donde surgieron grandes talleres y en los que trabajaban igualmente los esclavos. Gran auge alcanzó igualmente el comercio, favorecido por la excelente red de calzadas que unían las ciudades entre sí y con los principales puertos marítimos. Al desarrollo del comercio contribuyó igualmente la difusión de la moneda, particularmente el denario de plata que se utilizó como moneda de curso legal.

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