Hispania Romana: Conquista, Romanización y Legado Cultural

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Hispania Romana

Roma inicia la conquista de la Península Ibérica en el 218 a. de C., en el marco de la Segunda Guerra Púnica contra Cartago. La conquista se desarrolló en tres fases principales:

  • 218-197 a. de C.: Ocupación de la fachada mediterránea y los valles del Ebro y Guadalquivir, liderada por Publio Cornelio Escipión.
  • 154-133 a. de C.: Conquista de la Meseta tras la Guerra Lusitana, contra Viriato y sus guerrillas, y la Guerra Celtibérica, culminada con el asedio de Numancia por Escipión Emiliano, "el Africano".
  • Posteriormente: Hispania participó en las guerras civiles romanas. Entre el 29 y 19 a. de C., se completa la conquista del norte (Guerras Cántabras), bajo el mando de Augusto y Agripa, estableciendo legiones en León y Astorga.

La Romanización: Transformación de Hispania

La Romanización fue el proceso de incorporación de la península a las nuevas estructuras económicas y sociales de Roma. Implicó el uso del latín, la creación de instituciones impulsadas por el Derecho Romano y el desarrollo de una vida urbana.

El Legado Duradero de Roma en Hispania

El legado de Roma abarcó todos los ámbitos de la vida:

  • Lengua: El latín se estableció como lengua común y oficial, base de las lenguas romances posteriores (siglos VII-XII). Destacaron filósofos y escritores como Séneca y Marcial (crítica social), o Quintiliano en oratoria.
  • Derecho: El Derecho Romano regulaba la convivencia social y las relaciones entre ciudadanos y el Estado. Aún hoy es la base del origen de nuestras leyes.
  • Religión: Existía tolerancia hacia el resto de religiones, a cambio de un culto al emperador como factor de cohesión social. En 313, Constantino publica el Edicto de Milán, abrazando el cristianismo. En 380, Teodosio proclama la religión cristiana como única oficial. La Iglesia creó una estructura territorial paralela al Estado (arzobispados divididos en diócesis bajo el mando de obispos).
  • Economía y Obras Públicas: Las comunicaciones y el desarrollo urbano fueron claves para vertebrar la explotación económica y organizar la política, la sociedad y la administración. Hispania se convirtió en una próspera provincia romana, rica en minerales explotados en minas como la de Las Médulas. Además, la península surtió a Roma de todo tipo de productos naturales o artesanales.

Había tres vías fundamentales: la Vía Augusta, la Vía de la Plata y la Vía de Astorga a Burdeos. Con el desarrollo urbano, las obras se orientaron a los abastecimientos y a los edificios públicos. El Puente de Alcántara, los Acueductos de Mérida o Segovia, los Teatros de Mérida o Sagunto, los Arcos de Triunfo de Bará o Medinaceli, son testigos del genio constructivo de Roma.

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