Hispania Romana: Organización, Conquista y Legado de Augusto
Clasificado en Latín
Escrito el en español con un tamaño de 3,41 KB
Hispania durante la República Romana
A partir del 204 a. C., los romanos procedieron a la organización de la nueva provincia de Hispania. Iniciaron una lenta pero sistemática implantación del sistema político y administrativo, sus valores, su lengua y su cultura, al tiempo que explotaban sus recursos económicos. En el 187 a. C. dividieron el territorio en dos provincias: Citerior, con capital en Tarraco, y Ulterior, primero con Cartago Nova como capital y luego con Córduba, fundada en el 152 a. C. Cada una de ellas pasó a ser gobernada por magistrados romanos, elegidos por el Senado.
La Romanización de Hispania
La implantación de la civilización romana fue desigual. En general, las zonas más desarrolladas del valle del Guadalquivir y de la costa mediterránea se adaptaron más rápidamente. Las aristocracias locales colaboraron con los romanos, y fue allí donde se asentaron principalmente los veteranos de las legiones y los comerciantes y administradores que llegaron a la península itálica, cada vez en mayor número. En el interior de la meseta, la resistencia contra los romanos y el menor grado de desarrollo hicieron que el proceso de romanización fuera mucho más disperso.
Solo al final de la República, a partir de César, comenzó a otorgarse dicho estatuto a los hispanos de las ciudades más romanizadas.
Economía en la Hispania Romana
Conforme avanzó el tiempo, la captura de botines disminuyó y la explotación de los recursos se fue haciendo sistemática. Roma impuso un tributo a los íberos del 5 % sobre las cosechas; obligó también a suministrar tropas de refuerzo a las legiones; sobre todo, se hizo rápidamente con el control de las minas, especialmente las de plata de Cástulo y Cartago Nova. Al mismo tiempo, los comerciantes romanos se apoderaron de la producción y comercialización de productos como el vino, el aceite o las salazones.
El Imperio Romano en Hispania: La Era de Augusto
El reinado de Augusto supone en Hispania, como en el resto del territorio romano, un giro decisivo. El establecimiento del imperio cambió la relación que hasta entonces tenían las provincias con la capital, y en el caso de las hispánicas, el propio emperador se encargó de terminar la conquista.
La Conquista Definitiva de Hispania
Entre los años 27 y 19 a. C., Augusto culminó la conquista de la península a través de las guerras llevadas a cabo contra cántabros, astures y galaicos. A los motivos políticos hay que unir los económicos, porque al botín de guerra se unió el control de las importantes minas de oro de la región noroeste peninsular.
Reformas y Legado de Augusto en Hispania
Augusto emprendió una reorganización administrativa para adaptar el control de Hispania y un programa muy amplio de urbanización, como la fundación de Emérita Augusta en el 25 a. C. Además, bajo su reinado se terminaron algunas de las calzadas más importantes del trazado peninsular, especialmente la Vía Augusta y la Vía de la Plata.
División Administrativa de Hispania en la Época de Augusto
La división administrativa en época de Augusto quedó dividida en tres grandes provincias:
- La Bética, la más pacífica, con capital en Corduba.
- Lusitania, con Emérita Augusta como capital.
- Tarraconense, con capital en Tarraco.