Historia de los Derechos Laborales y la Intervención Estatal: Del Siglo XVIII a la Seguridad Social

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Introducción: El Contexto Laboral Pre-Industrial

Castillo es un catedrático graduado en Ciencias Políticas.

La Realidad del Siglo XVIII

Durante el siglo XVIII, los trabajadores no tenían capacidad para negociar condiciones laborales. La servidumbre, la esclavitud o el vasallaje marcaban una realidad donde no existía ni libertad de contratación ni derechos individuales.

El Impacto de las Revoluciones y el Ideal Liberal

La Revolución Francesa y la Industrial introdujeron una idea clave del liberalismo: los hombres y mujeres —ciudadanos libres e iguales— pueden negociar de forma voluntaria con sus empleadores. En teoría, todos estaban en igualdad jurídica. Sin embargo, esta igualdad no se reflejaba en la práctica.

La Promesa de Igualdad Jurídica y su Contraste con la Realidad

Los liberales eran burgueses acomodados, con capital acumulado, generalmente heredado de negocios familiares. Aunque defendían la libertad de contratación, esta beneficiaba únicamente a quienes ya tenían poder económico. La Iglesia, por su parte, también tenía un papel. Pero los burgueses luego conseguirían comprar tierras, montar fábricas, bajar salarios y contratar mano de obra de mujeres y niños para abaratar costes.

Bajo esta lógica, si alguien aceptaba su salario miserable, era "porque quería", según los liberales. Este sistema ignoraba que las ciudades no podían absorber tanta mano de obra rural, lo que derivó en hambre y explotación, originando lo que se conoce como la cuestión social: el conjunto de problemas derivados de la industrialización y la desigualdad.

El Surgimiento de la Cuestión Social

Primeras Respuestas Legislativas y sus Limitaciones

En Inglaterra, a partir de 1830, se comenzó a legislar; se reguló el trabajo infantil y femenino, por considerarlo "competencia desleal" hacia los hombres. Aunque estas leyes se crearon, no se ampliaron, ya que no había inspecciones (no surgirían hasta 1906) ni voluntad política real de hacerlas cumplir, pues se confiaba en la buena fe de empresarios y ciudadanos. Este fracaso se repitió en Francia y España ante la ineficacia del liberalismo.

La Presión Obrera y el Cambio de Paradigma

Pero empezó a haber presión desde abajo (movimientos obreros). Se crearon institutos para recopilar estadísticas sociales, aunque quienes elaboraban esos informes eran ajenos a la realidad obrera y no sabían cómo intervenir eficazmente. A partir de 1950 creció el malestar entre los trabajadores y, en los años 70-80, la presión social forzó una reacción: los empresarios temieron huelgas o represalias personales y el Estado empezó a preocuparse por reducir la brecha entre ricos y pobres, fortaleciendo las clases medias.

Medidas Pioneras en España y la Consolidación Institucional

En España, las primeras medidas clave fueron de tipo asistencial y preventivo:

  • La Ley de Accidentes de Trabajo, que trasladó por primera vez la responsabilidad del accidente al empresario.
  • La Ley de la Silla (1913), que obligaba a que los trabajadores tuvieran un sitio donde descansar.
  • Se impulsó la previsión social (seguros de paro, jubilación, etc.).

Estas medidas intentaban mejorar las condiciones laborales responsabilizando al empleador, pero el Estado aún no tenía suficiente financiación ni personal para aplicar políticas eficaces.

En 1920 se creó el Ministerio de Trabajo, que agrupó funciones como inspección, legislación obrera y previsión social. También se consolidó el Instituto Nacional de Previsión, antecedente directo de la Seguridad Social.

Conclusión: El Rol Ineludible del Estado

El liberalismo clásico había fracasado en proteger a los trabajadores y el Estado debía intervenir para dar respuesta a la cuestión social.

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