Historia de la Escuela Normal en Murcia: Orígenes y Evolución (Siglo XIX)

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La Escuela Normal de la Sociedad Económica

Creación

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia mostró su interés en la mejora de la enseñanza primaria. Primero, envió a Madrid a algunas personas para que, a su regreso a la provincia, incorporasen nuevas metodologías. Segundo, creó en Murcia una Escuela Normal, lo más semejante posible a la Normal de la Corte, a la cual acudieran los maestros y maestras para perfeccionar su actividad docente bajo el método de D. José Mariano Vallejo.

Esta Escuela Normal tuvo a D. Francisco Valle Espinosa, catedrático en la Escuela Normal de la Corte, como primer profesor y director. La escuela se abrió el 27 de abril y quedó establecida en las dependencias del Real Colegio de Huérfanos y Expósitos.

Plan de enseñanza

Los ejercicios que practicaban los aspirantes a la docencia matriculados en la Escuela Normal eran:

  1. Lectura: Debían practicar el método de lectura media hora o, como máximo, una mañana o una tarde, hasta que los futuros profesores se hubiesen familiarizado con la enseñanza. Después, se examinarían de ella. Esto era todo lo necesario para enseñar a leer por el método Vallejo.
  2. Ideas primarias de los números: Primero, verían hechas las explicaciones; después, estudiarían los conocimientos y los explicarían delante de un examinador.
  3. Escritura: Se les haría manejar los aparatos hasta dar prueba de estar suficientemente instruidos.

Una vez superados estos tres puntos, se les expediría la certificación correspondiente y, así, podrían enseñar a otros docentes.

Alumnado

El alumnado era de dos tipos: por un lado, asistían todos aquellos profesores que querían aprender a dirigir sus establecimientos de acuerdo con el método de Vallejo; por otro lado, asistían todos aquellos adultos de ambos sexos que pretendían aprender los conocimientos de la primera enseñanza.

Al poco tiempo de comenzar las clases, quedaba de manifiesto el gran éxito que había supuesto el establecimiento de la Normal. De tal modo que los elementos materiales quedaban insuficientes y hacían falta más.

Ocaso de la institución

A primeros de junio de 1834, una epidemia de cólera invadió Murcia, con lo que la Normal tuvo que suspender sus enseñanzas. Sin embargo, una vez pasada la epidemia, la escuela continuaba cerrada, pues Valle Espinosa manifestaba su dificultad para seguir con las clases. Tras el ofrecimiento de Bartolomé de Luna para seguir con ciertas clases, la Normal seguiría abierta hasta 1835.

La Escuela Normal en Murcia

Creación

El factor imprescindible en la mejora del sistema educativo era la formación del profesorado.

El decreto de 1934 desembocaría en la creación de la Escuela Normal Central como seminario para la formación de aquel profesorado que, a su vez, tomaría la empresa de dirigir las escuelas normales de las provincias.

En 1935, y con el proyecto de crear en Madrid la Escuela Normal de enseñanza mutua, se ordenó a los gobernadores civiles de las provincias que eligieran a dos individuos de los más acreditados por su aptitud, aplicación y buena conducta para que asistiesen a la citada escuela.

Como indicamos, el proyecto quedó truncado, pero se mantuvo el nombramiento de los dos individuos que, por cada provincia, habrían de asistir a la Normal de la Corte para que, una vez formados, pudiesen establecer nuevas escuelas en sus provincias.

En 1937, en Murcia se emprendían las diligencias para enviar a Madrid a los dos alumnos que correspondían a nuestra provincia.

A pesar de esta pronta selección y nombramiento, habría que esperar casi dos años para que, con la apertura de la Normal Central, dichos alumnos marcharan a Madrid, por cuya estancia la Diputación Provincial debería pagar 3000 reales anuales por cada uno.

El plan de estudios de la Normal Central comprendía dos años, por lo que en 1841 los alumnos podrían estar de regreso para la apertura de la Normal de su provincia.

Murcia tenía muchas dificultades para hacer efectivas sus cuotas financieras.

El alumno D. José María Guillén trató de retirarse a causa de no haber recibido cantidad alguna de la que, por disposición real, le estaba concebida.

De este modo, al terminar sus estudios la primera promoción de alumnos de la Normal Central, D. José María Guillén obtenía la calificación de sobresaliente como alumno presionado por Albacete, mientras que Murcia no sacaba ningún partido de esta primera promoción de normalistas.

Tan pronto como la Diputación Provincial tuvo conocimiento de la renuncia de los alumnos pensionados por Murcia, emprendía el nombramiento de otros.

La financiación de estos dos nuevos alumnos no estaría exenta de problemas por las deudas.

Más atenta se manifestaría la Diputación en proporcionar ayuda económica a los alumnos para material escolar y demás gastos relacionados con su misión. En 1842, D. Alberto Tornos, que finalizaba su estancia en Madrid, solicitaba alguna cantidad de libros y el viaje de regreso a Murcia.

Mientras que D. Fernando Morote manifestaba no tener suficiente con la cantidad que ya se le había librado para libros y demás instrumentos que le eran necesarios, y se le enviaba otra pequeña cantidad complementaria.

De acuerdo con la normativa vigente, a medida que los pensionados regresaban de Madrid, debían ser ocupados por las autoridades provinciales en el establecimiento de sus respectivas escuelas normales y, si se retrasasen, deberían ser empleados en recorrer las escuelas de provincia en concepto de inspectores. D. Alberto Tornos, en 1842, era nombrado director de la Escuela Normal de Murcia, con el sueldo de 7000 reales anuales.

En la misma sesión que se tomaba este acuerdo, se decidía acudir al Sr. Obispo de la Diócesis, al objeto de que cediera el local necesario para el establecimiento de la Escuela Normal en el edificio del Seminario de San Fulgencio, y que se expidiera un libramiento de 4000 reales para proporcionar los útiles científicos y de mano de obra necesarios, de acuerdo con el presupuesto firmado por D. Alberto Tornos.

Mientras se realizaba la habitación del edificio, D. Fernando Morote terminaba sus estudios en la Corte y regresaba a Murcia; se le nombraba segundo director de la Normal con el sueldo anual de 6000 reales.

En 1843, Murcia no tenía Escuela Normal y se decretaba el Reglamento orgánico para las escuelas normales de instrucción primaria, dando un nuevo impulso a su creación.

Las diligencias para la creación de la Normal de Murcia ya estaban bastante adelantadas.

En 1843, se aprobaba su presupuesto de gastos en un total de 31200 reales y, poco después, se dejaba todo en manos de la Comisión Provincial de instrucción primaria para que determinara su establecimiento. El día 6 de mayo de 1844, la Reina recibía la noticia con muestras de satisfacción.

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