Historia de España: De Isabel II al fin del Carlismo
El Reinado de Isabel II y el auge del Carlismo
El contexto histórico: De Fernando VII a Isabel II
En septiembre de 1833 muere Fernando VII, y se proclama a Isabel II como legítima heredera. Sin embargo, al ser menor de edad (3 años), se establece una regencia a cargo de María Cristina, su madre. Este hecho desencadena una serie de conflictos políticos y sociales que marcarán el siglo XIX español.
La Primera Guerra Carlista (1833-1840)
El 2 de octubre de 1833, una sublevación carlista en Talavera de la Reina se extiende por el norte y levante de España, dando inicio a la Primera Guerra Carlista. El Carlismo, movimiento político-religioso, se oponía al reinado de María Cristina y representaba un régimen conservador con rasgos absolutistas, en contraposición al liberalismo.
El lema carlista, "Dios, Patria, Rey y Fueros", refleja su ideología: la unión indisoluble entre religión y política, la concepción de la patria frente a la nación liberal, y la defensa de los fueros (derechos colectivos medievales) frente a la Constitución.
Los carlistas contaban con el apoyo de la nobleza, el clero, Navarra, el País Vasco, parte del ejército, la Iglesia y las clases rurales. La guerra enfrentó a los carlistas (liderados por el General Zumalacárregui) y los isabelinos o cristinos (defensores de Isabel II).
- 1833-1835: Iniciativa carlista con dos frentes de batalla (norte y Maestrazgo), y sublevaciones en Galicia, Burgos y Palencia. El intento de sitiar Bilbao fracasa con la muerte de Zumalacárregui.
- 1835-1837: Segundo asedio a Bilbao y expedición carlista al norte de España, liderada por Don Carlos, que no llega a Madrid pero sí a Villaviciosa de Odón.
- 1837-1840: Supremacía isabelina y divisiones internas en el bando carlista. El Convenio de Vergara (31 de agosto de 1839) pone fin a la guerra en el norte, con Espartero y Maroto acordando la conservación de los fueros.
- 1840: Toma de Morella por Cabrera, marcando la resistencia carlista en el Maestrazgo.
La Segunda Guerra Carlista (1847-1860)
Una nueva etapa de conflicto carlista se inicia en 1847 en Cataluña, liderada por el general Cabrera, mediante acciones guerrilleras. La amnistía política de Isabel II en 1849 no logra sofocar completamente la resistencia. Algunos focos guerrilleros persisten hasta 1860. Un pronunciamiento militar carlista del general Ortega en abril de ese año fracasa, resultando en su detención y ejecución.
El Bienio Progresista (1854-1856)
Con la llegada de Espartero y Mendizábal desde Londres, se crea la Unión Liberal, un nuevo partido que pretendía unificar a los liberales, aunque con escaso éxito inicial. Tras las elecciones ganadas por los progresistas, se redacta la Constitución de 1856, aunque no se llega a proclamar.
Las reformas económicas de este periodo son cruciales: desamortización de Madoz, Ley General de Ferrocarriles (1855) y ley de sociedades bancarias y de crédito. La conflictividad social (huelgas y manifestaciones) lleva a la dimisión de Espartero en julio de 1856, dando paso a O'Donnell.
El Gobierno de la Unión Liberal (1856-1863)
Este periodo, relativamente tranquilo hasta 1861, continúa con las reformas del Bienio Progresista. Destaca la Ley de Instrucción Pública (1857), también conocida como Ley Moyano, que crea los institutos y que perdurará hasta 1931. Se realiza el primer censo moderno de población, y O'Donnell dirige un largo gobierno (1858-1863).
A partir de 1861, la conflictividad social aumenta, con una importante sublevación campesina en Loja (Granada), donde 10.000 campesinos se alzan para reclamar tierras. Los conflictos llevan a la dimisión de O'Donnell en marzo de 1863.
El final del reinado de Isabel II (1863-1868)
Esta etapa se caracteriza por una gran inestabilidad política:
- 1865: Sucesos de San Daniel: Revuelta estudiantil reprimida violentamente por el ejército, con un saldo de 9 estudiantes muertos.
- Enero de 1866: Pronunciamiento fallido del General Prim.
- Junio de 1866: Sublevación de San Gil, con más de 60 muertos.
- Agosto de 1866: Pacto de Ostende: Los partidos políticos (excepto los moderados) acuerdan derrocar a Isabel II y convocar elecciones por sufragio universal.
El 18 de septiembre de 1868, el pronunciamiento militar del General Prim y el almirante Topete triunfa tras la Batalla del Puente de Alcolea, donde Serrano derrota a las fuerzas isabelinas. Isabel II se exilia en Francia, poniendo fin a su reinado.