Historia del Movimiento Obrero en España: Orígenes y Consolidación (Siglo XIX)

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El Movimiento Obrero en España: Orígenes y Consolidación (Siglo XIX)

La represión gubernamental contra la acción organizada de los obreros, vigente durante la regencia de María Cristina y casi todo el reinado de Isabel II, reconoció el derecho de los obreros industriales a crear “sociedades de socorro mutuo”. Así surgieron las primeras asociaciones obreras, que centraron sus reivindicaciones en impedir el descenso de los salarios, dando lugar a huelgas generales entre 1854 y 1855 en Cataluña. También se produjeron revueltas espontáneas de carácter destructivo contra la introducción de máquinas, fenómeno conocido como ludismo.

La Primera Internacional y su Impacto en España

A partir de 1868, el movimiento asociativo obrero español se centró en las ideas internacionalistas de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). La Primera Internacional, fundada en 1864, creó pronto una sección en España, que tenía como propósitos iniciales la protección de los intereses políticos y económico-sindicales de la clase obrera, reclamando aumentos salariales y mejoras en las condiciones laborales.

Ruptura Ideológica y Repercusiones en España

La ruptura en el seno de la Internacional entre anarquistas y socialistas tuvo importantes repercusiones en España. La sección española de la AIT se inclinó hacia la ideología anarquista, influenciada por la estructura socioeconómica agraria predominante en el país. La Internacional unió en la lucha social a braceros del campo y a obreros de la industria.

La importancia histórica del movimiento obrero español radica en que el revolucionarismo proletario no se circunscribió a las grandes capitales, sino que se extendió a las zonas campesinas, impidiendo que el campo se mostrara contrario a las reivindicaciones de los trabajadores industriales.

Represión y el Surgimiento de Nuevas Organizaciones

En 1874, tras el golpe de Estado de Pavía, el gobierno declaró ilegales las asociaciones obreras ligadas a la AIT, iniciándose la persecución y represión policial con numerosas detenciones, lo que las abocó a la clandestinidad. Dentro del obrerismo español, se mantuvo el predominio de la corriente anarquista, que se atomizó en múltiples tendencias, entre las cuales destacó la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), creada en 1881.

Por su parte, en 1879, un grupo de trabajadores de imprenta madrileños fundaron lo que más tarde se llamaría Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y, en 1888, la Unión General de Trabajadores (UGT).

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