Historia del Movimiento Obrero Internacional: De la Primera AIT al Socialismo Utópico

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La Primera Internacional: Orígenes y Disolución

El movimiento obrero internacional surge cuando los trabajadores ingleses se dieron cuenta de que, cada vez que se ponían en huelga, los patrones recurrían a contratar obreros de otros países, lo que hacía que la huelga perdiera efectividad. Por ello, iniciaron contactos con sindicatos franceses, alemanes y belgas, siguiendo la célebre consigna de Marx: «¡Proletarios de todos los países, uníos!».

La Primera Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) se fundó en Londres en 1864. Karl Marx fue el encargado de redactar el documento de fundación, que postulaba la conquista del poder político por el proletariado, afirmando que la clase obrera solo podía conseguir sus objetivos por sí misma. La asociación se organizó de forma centralista y no reconocía libertad de actuación a las ramas nacionales. Se estructuró en un consejo en el que participaban consejeros por cada país asociado, un presidente y una asamblea general que se organizaba anualmente y en la que participaban representantes de todas las naciones.

Esta forma de organización dio lugar a problemas entre Marx y Bakunin, lo que culminó con la expulsión de los anarquistas de la Asociación Internacional. Este hecho, unido a conflictos políticos en algunos países, provocó que la asociación fuera perseguida en Europa y se trasladara a Nueva York, donde se disolvió en 1876.

La Segunda Internacional: Consolidación y Desafíos

Con el fin de conmemorar el centenario de la Revolución Francesa, se reunieron en París representantes de los obreros europeos, de Estados Unidos y de algunas colonias, fundándose la Segunda Internacional. En esta ocasión, solo participaron socialistas y se organizó como una federación, gozando las ramas nacionales de autonomía para adecuar los acuerdos a sus peculiaridades. Se propuso la jornada laboral de ocho horas y la celebración del Primero de Mayo.

En esta asociación surgieron problemas con los comunistas, quienes serían expulsados, y con los revisionistas, que sostenían que el capitalismo no llevaría a la destrucción del proletariado, sino que las leyes irían mejorando sus condiciones. El estallido de la Primera Guerra Mundial demostró la falta de solidaridad obrera, ya que los trabajadores se alistaron como soldados en sus ejércitos nacionales. Esta asociación desapareció y no se reanudó hasta después de la Segunda Guerra Mundial.

El Socialismo Utópico: Primeras Propuestas de Cambio

Cuando el proletariado tomó conciencia de clase, lo hizo gracias a personas ajenas a su entorno. En una primera etapa, se desarrolló el socialismo utópico, que planteaba soluciones poco realistas al problema obrero. Sus proponentes criticaban la propiedad privada, intentando solucionarla mediante comunas de producción; reclamaban mejoras en las condiciones de vida y derechos políticos para el proletariado, así como sistemas de intercambio que no se basaran únicamente en el dinero.

Fueron los propulsores del movimiento obrero, sobre todo del anarquismo. Destacan figuras como Robert Owen (inglés), Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Pierre-Joseph Proudhon (franceses).

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