Historia Texto 4

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Comentario del texto 4º. Proclama carlista
A).
Se trata de un texto histórico (comienzos de la primera guerra carlista) que podemos clasificar, como proclama. Es decir que tiene la voluntad de movilizar a determinados sectores sociales a través de una serie de motivos e intereses. Como gran parte de la documentación relativa al carlismo, este texto fue recogido posteriormente por Antonio Pirala, historiador y político del siglo XIX, que publicó una extensa obra sobre el carlismo, su Historia de la Guerra Civil, en cinco volúmenes entre los años 1856 y 1858. Reeditada con posterioridad en varias ocasiones. La proclama va dirigida a los alaveses, en el preciso momento en que los ya denominados carlistas toman Vitoria (habían tomado Bilbao) a través de los Naturales armados, encabezados por Valentín de Verástegui.
B).En la proclama está presente ideología carlista. Como un movimiento contrarrevolucionario, que se basará en “la existencia del trono español”, entendiéndolo como forma absolutista a la manera del Antiguo Régimen. Como un estado religioso excluyente de cualquier otro principio “la causa de Dios os llama”, que ya fue uno de los motivos de oposición a Fernando VII en la década absolutista por cuanto no se restituyó la Inquisición. Lo que supuso que una parte importante de la Iglesia optará por el carlismo. En las partidas sublevadas en Cataluña (Vic, agraviados etc.) son frecuentes los gritos de ¡Viva la Inquisición! Y ¡Viva la religión verdadera! Además en estos mismos años aparece un pensamiento reaccionario, que tiene una base católica, como son los escritos de Zeballos, Hervás o Vélez. Y finalmente, aunque de manera más tardía, aparecen el tema foral, para movilizar a la población vasca a la que se le advierte de la posible desaparición de los fueros, lo que suponía: ausencia de contribuciones a la Corona, solo derechos de aduanas locales, legislación propia en las provincias vascas o exención del servicio militar). De tal suerte que se completa la trilogía carlista “Dios, Patria y Rey” que recordará el himno carlista de Oriamendi.
Aparece igualmente en el texto la figura de “vuestro legítimo soberano”, Carlos V para los carlistas, es decir el infante Carlos María de Isidro, segundo hijo de Carlos IV, con una religiosidad cercana al fanatismo. En 1832, ya enfermo Fernando VII, los ultra-absolutistas proponen como rey -siguiendo la ley Sálica- a Carlos. En marzo de 1833 fue expulsado a Portugal, con posterioridad se le prohibió la entrada en España. Comenzada la segunda guerra carlista se incorporará al conflicto en España.
En el texto el liberalismo es considerado como una ideología contraría a la religión, con destrucción de los valores tradicionales, muy en la línea del pensamiento católico del momento que veía, con una gran dosis de demagogia, en cualquier reforma un ataque a los principios tradicionales del estado absolutista -se puede recordar que la Constitución de 1812 entendía la religión católica como única y a todos los españoles como católicos-. Esta intransigencia hacia cualquier principio liberal -por muy moderado que fuera el Estatuto Rea- llevó a los carlistas a iniciar una guerra civil, que se prolongaría inicialmente hasta 1840 y con posterioridad entre sublevaciones locales y guerras más generales hasta 1874.



C) Contexto La Primera Guerra Carlista (1833-1839)
Antecedentes del carlismo:
Hay que entender el carlismo en el contexto de reacciones europeas al liberalismo.
En España los antecedentes más significativos se sitúan en el Trienio y la Década absolutista. Destaca la Ideológica de la Junta de Urgell. En la Década importancia de los Voluntarios Realistas, ejército paralelo como respuesta al establecimiento en el Trienio de la Milicia Nacional. Frente a las tímidas reformas (gobierno de Ballesteros, no restablecimiento de la Inquisición) insurrecciones: Canapé en Aragón o Bessieres en Castilla. El acontecimiento ultra más importante es la guerra de los Agraviados, que se desarrollo en Cataluña en 1827.
Características del carlismo
Una de las características del carlismo es su
longevidad a lo largo de la contemporaneidad española: en el siglo XIX dos guerras carlistas (1833-39 y 1872-76) para convertirse después en un movimiento político. Lo que implica una cierta adaptación,para atraerse a los campesinos o se hace foralista para implicar a amplios sectores del País Vasco. Movimiento contrarrevolucionario, bajo la trilogía de Monarquía absolutista, religión tradicional y fueros.
El carlismo contó desde el principio con una notable adhesión de grupos sociales muy distintos. En primer lugar grupos de clérigos tanto a través de los sermones, como situándose al frente de partidas, personajes como Merino o Balmaseda. La composición social del carlismo varía dependiendo de las distintas zonas, en todo caso prevalece un cierto carácter interclasista.
Desarrollo de la contienda: 1833-36.
Las insurrecciones más importantes se dieron en el País Vasco. Bilbao será la primera ciudad sublevada a principios de octubre de 1833, a Bilbao hay que añadirle la ciudad de Vitoria Los carlistas se mantuvieron con el poder en las ciudades hasta la expedición liberal de Sarsfield. Se iniciaron levantamientos en Castilla la Vieja, en Madrid se desarmó a los voluntarios realistas y en Cataluña y Aragón surgen las primeras partidas.
Es sin duda el País Vasco el principal escenario de esta primera fase de la guerra carlista. El personaje más notable será Tomás de Zumalacárregui, que unificó el mando militar carlista en el Norte. Derrotaron al ejército liberal en Amézconas. El ejército carlista se encontró con una grave disyuntiva que nacía de intentar tomar una ciudad, como Bilbao, o mantenerse en el dominio del medio rural. Zumalacárregui , en el verano de 1835 los liberales obtuvieron una victoria importante en Mendigorría.
En el resto de España se alzaron pequeñas
partidas, las más importantes en Castilla, con el cura Merino, en Aragón primero Carnicer y después Ramón Cabrera,que se convierte en un personaje importante en el carlismo peninsular. En la guerra carlista intervienen distintos países europeos.
1836-1838
Entre la batalla de Mendigorría y las expediciones de Gómez y don Carlos en el frente del Norte se da un equilibrio militar. En el ejército carlista se produce una cierta desunión entre Moreno y Maroto, en el ejército liberal se dio una mayor homogeneidad gracias sobre todo a la figura de Espartero.
Cabrera sumaba más de 4000 soldados divididos en distintas partidas que tuvieron numerosos enfrentamientos con las tropas cristinas y asaltaron numerosas poblaciones. La guerra en el Levante fue extremadamente dura, con continuos actos de represión sobre el otro bando.
Las expediciones militares,tenían como finalidad llevar la guerra carlista al conjunto peninsular. La primera de ellas en 1835 es la de Guergué en Cataluña, aunque las que tuvieron una mayor repercusión son las de Gómez en 1836 y la del propio Pretendiente en 1837. Don Carlos llegó hasta las afueras de Madrid.
1839
Las victorias de Espartero y la propia división de los carlistas en “apóstolicos” (intransigentes) y “transacionistas” (dispuestos al pacto) facilitó el final de una guerra cruel en extremo. En agosto de 1839 se firmó (Espartero y Maroto) el
convenio de Vergara . Los carlistas conseguían el mantenimiento de los fueros. Hasta 1840 perduró la resistencia carlista de Cabrera en el Maestrazgo.

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