Historias de Galdós: Marianela y Fortunata y Jacinta
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Marianela
La acción se sitúa en un pueblo minero del norte de España, en torno a 1860. Marianela, conocida como Nela, es una muchacha huérfana —hija de una alcohólica que se había suicidado—, pobre y poco agraciada físicamente, que se convierte en lazarillo de Pablo, un joven ciego de familia adinerada.
La infeliz se enamora del muchacho y juntos conciben planes de futuro, en especial Nela, que sueña las mayores fantasías para su vida juntos. Pero, un día, llega al pueblo el doctor Teodoro Golfín, un prestigioso oftalmólogo que se propone operar a Pablo para que recupere la vista. Cuando este hecho se produce y el joven puede ver a Nela, la rechaza por su fealdad y, de acuerdo con su familia, se promete en matrimonio con su prima Florentina, joven mucho más hermosa.
La infeliz Nela no logra reponerse de este rechazo, al verse despreciada por Pablo, que era su única razón para vivir. Marianela es una obra sobre la grandeza del espíritu humano. Esa muchacha cuya vida ha sido miserable y que, no obstante, conserva intacta su limpieza de alma se nos aparece como un ser extraordinario, cuya nobleza la lleva incluso a perdonar el rechazo de su amado. La infeliz había construido un castillo de arena con sus ilusiones y estas se vienen abajo, simplemente por su fealdad, en el momento en que Pablo recobra la vista y prefiere casarse con su hermosa pero frívola prima.
Fortunata y Jacinta
Fortunata y Jacinta, publicada en cuatro volúmenes entre 1886 y 1887, nos presenta un relato amoroso en el que las relaciones humanas, el engaño o el adulterio tienen un peso importante. El hilo conductor del texto es su protagonista, Juan Santa Cruz, un joven adinerado que se ve involucrado en una red amorosa con Jacinta, muchacha de buena familia, y Fortunata, una hermosa joven de clase baja.
Aparece un contraste entre el fingimiento de los personajes de clase alta y la honradez que muestran los personajes de extracción baja, como la propia Fortunata; esta, de hecho, ante los discursos cultos que le endosa su amante Santa Cruz, solo puede pensar que «el amor salva todas las irregularidades, mejor dicho, que el amor lo hace todo regular, que rectifica las leyes, derogando las que se le oponen».
Fortunata y Jacinta es, ante todo, una gran historia de amor y abnegación.