Historiografía en la antigua Roma

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Orígenes

Este género nació tardíamente (250 aC aprox.), cuando en Grecia ya había alcanzado su máximo apogeo con Tucídides en el s. V aC.En la época arcaica la historiografía tenía forma de anales (relaciones de hechos acontecidos relatados año a año) y en ella se mezclaba lo real y la leyenda, estableciendo un puente entre la historia y la épica. Historiadores arcaicos son Ennio y Nevio. Esta forma de redacción de la historia en anales dura hasta bien entrada la época republicana.

Historiografía republicana

En época republicana se produce un cambio sustancial: la historia se convierte en un género literario en el que además del contenido se tiene en cuenta el embellecimiento estilístico de la obra, la veritas, la exposición cronológica, la geográfica, la relación causa-efecto y la imparcialidad.Aunque siguen escribiéndose anales (Catón escribe los Origenes, obra que abarca desde la fundación mítica de Roma hasta las Guerras Púnicas, con un fin patriótico frente cronistas cartaginenses), la historiografía se entiende de forma distinta.

Julio César

(100-44 aC) ofrece la triple faceta de militar, político y escritor. Como escritor sólo conservamos sus obras históricas: De bello civili (3 libros) y De bello Gallico (8 libros, siendo el octavo de su lugarteniente Hircio y no de César). En la primera obra César narra la guerra civil que hubo en Roma y cuyos protagonistas fueron el propio autor y Pompeyo; en la segunda narra sus campañas de conquista y pacificación de la Galia.César está influenciado por la retórica, la historia es para él una especie de pleito en el que la narración es el elemento principal adornado por todos los procedimientos de la retórica. Es el historiador de sus propios éxitos ya que su obra se refiera a acontecimientos en los tomó parte o fue protagonista. En su obra domina la justificación personal de su conducta con un cierto aire objetivo que la habilidad de César hace resaltar por encima del carácter subjetivo.Su obra se documenta en archivos del ejército, los informes del Senado y los legados, así como sus propios apuntes geográficos, de extraordinario valor por su exactitud.La sencillez de su narración es modelo de clasicismo por la pureza y elegancia de su vocabulario; a veces llega a alcanzar un cierto tono épico por medio del dramatismo de la narración.Sus obras tienen pocos discursos, están normalmente en estilo indirecto y denotan un carácter más flexible y objetivo, están de acuerdo con la psicología del personaje que los pronuncia. Los personajes que aparecen están caracterizados con rasgos propios, simples y plásticos. Lo más llamativo de su estilo es el uso de la 3a persona cuando se refiere a sí mismo, el relato gana con esto claridad y distanciamiento, dando la impresión de una objetividad que no se conseguiría de otro modoLa obra despertó ya en los historiadores romanos polémica en cuanto a su veracidad e inexactitudes. Muchos críticos piensan que es veraz en De bello civili, pero con grandes inexactitudes; afirman que deforma la verdad para mostrar a sus coetáneos una imagen personal elogiosa y un alegato a favor de su obra. En el De bello Gallico hay también apología personal, pero en el fondo hay una gran objetividad, una serenidad que dan impresión de verdad.

Salustio Crispo

(87-35 aC) escribió todas sus obras en el último decenio de su vida, después de la muerte de César. Su relato histórico es como un epílogo de los decenios que había presenciado, pero su intención es también interpretar la historia y hacer fructuoso su estudio.Salustio no escribe su historia a la manera de los anales, sino que busca el material que le permita a él y a los demás interpretar el sentido de la historia, sus causas, y así lo expresa en sus escritos, especialmente en los capítulos iniciales que poseen un marcado valor filosófico y moral.

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