Historiografía Romana: Orígenes, Características y Figuras Clave
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Características y Origen de la Historiografía Romana
La historiografía es el registro escrito de la historia, la memoria de un pueblo fijada con la escritura de su propio pasado. A diferencia de cómo la concebimos en la actualidad, durante mucho tiempo fue considerada un género literario. Su valor histórico es discutible, puesto que la narración de la verdad quedaba supeditada al estilo retórico.
Las principales características de la literatura romana son:
- Respeto a las costumbres de los mores maiorum, las costumbres de los mayores (tradicionalismo)
- Exaltación del pasado (sentimiento patriótico)
- Realismo y moralismo, reflejados en su interés por la conducta humana (esto hace que la historiografía entre los romanos tenga una finalidad práctica).
- No pretende reflejar la verdad de los acontecimientos, sino entretener con la narración de los mismos.
- Está escrita en prosa
En Roma, la historiografía nació entre las clases dirigentes, que, a raíz de la victoria en la segunda guerra púnica (siglo III a.C.) y la concepción de Roma como potencia hegemónica del Mediterráneo, favorecieron el sentimiento de identidad nacional romana, celebrando los valores colectivos.
La historiografía romana utilizó como fuentes principales a los historiadores griegos, especialmente las enseñanzas de Polibio (ca. 200 - 120 a.C.) que exponía las causas de los hechos y no su mera descripción. También se desarrolló en base a los annales y los fasti (documentos donde se hacían constar las magistraturas y los acontecimientos importantes de cada año), los tratados, los documentos públicos y privados y el testimonio directo de los propios autores. Por otro lado, durante mucho tiempo los escritos historiográficos recurrieron a la estructura analística, es decir, a la explicación de los acontecimientos en orden cronológico.
El historiador romano más antiguo fue Quinto Fabio Píctor, autor de una historia romana en griego, que comprende desde los orígenes de Roma hasta sus días. El primer historiógrafo en lengua latina fue Catón el Censor, que escribió una historia de Roma, titulada Origines, de la que nos han llegado pocos fragmentos.
La Monografía Histórica a Finales de la República: César y Salustio
A finales de la República se produjo el desarrollo del género de la monografía histórica, que, a diferencia de los escritos de siglos previos, se centra en la escritura de un tema concreto, abordando sus causas y sus consecuencias. En este periodo la historiografía se centró en los hechos contemporáneos y en los grandes personajes que la protagonizaron (especialmente Sila, Mario, César, Pompeyo, Catilina y Cicerón), siempre teñida de una perspectiva política y propagandística, debido al contexto social romano de la época, que se dividía entre continuar con el sistema republicano o entregar todo el poder a una sola persona.
Julio César (100 – 44 a.C.)
Nació en Roma en el seno de una de las más nobles familias romanas, la Julia. Recibió una excelente formación literaria y se dedicó desde muy joven a la vida política, ocupando sucesivamente todos los cargos públicos del cursus honorum romano.
Aunque sabemos que cultivó distintos géneros literarios, solo han llegado hasta nuestros días sus escritos historiográficos, llamados commentarii. Este nombre alude a un subgénero de la historiografía en el que la exposición de los hechos no tenía ningún fin literario, sino que son apuntes no elaborados, como los informes que los mandos militares redactaban al final de una campaña militar. Con César, este género adquirió pleno valor literario.
Entre sus obras destacan “La guerra de las Galias” (Commentarii de Bello Gallico) que abarca los años en que César sometió a la Galia, y “La guerra civil” (Commentarii de bello civili), en la que narra los dos primeros años de la guerra civil que lo enfrentó a Pompeyo, y que finalizaría con su ascenso como dictador. En este libro, más elaborado estilísticamente, César se muestra siempre como alguien que ha defendido la legalidad, y destaca que él cree en la paz, en un afán propagandístico de su figura.
César utiliza un estilo claro y sencillo, sin recursos retóricos. Destacan las descripciones de batallas y el empleo de abundantes ablativos absolutos. Habla de sí mismo en tercera persona para dotar a su obra de imparcialidad y objetividad, aunque se ha demostrado que escondió algunos datos y tergiversó otros.