El Hombre: Persona y Libertad - Una Perspectiva Cristiana
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El Hombre: Persona y Libertad
El Hombre es Persona
El hombre es persona: Responde a la pregunta ¿Quién es el hombre? El hombre no es sólo algo, es alguien; no es sólo naturaleza, es persona. El hombre es persona significa que es un sujeto, dueño de sí, libre y capaz de configurar su ser de modo creativo. Es aquel que subsiste para relacionarse, y sólo puede relacionarse si subsiste. Subsistencia y relación se implican mutuamente.
Para el cristiano, Dios es el tú del hombre y el hombre es el tú de Dios. Cuando Dios mira a esa criatura suya, se encuentra reflejado en ella. Cuando Dios crea a Adán crea a su “tú”. Crea un ser co-rrespondiente, capaz de responder al “tú” divino, porque es capaz de responder del propio yo; crea una persona.
El Hombre es Libertad
El hombre es libertad: Responde a la pregunta ¿Cómo es el hombre?
El “no” a la libertad
La negación de la libertad individual conlleva lógicamente la de las libertades sociales. La sociedad humana del futuro funcionará bajo controles accionados por el sociólogo, el biólogo o el ordenador superinteligente; la ingeniería social, la ingeniería genética o la ingeniería cibernética ahorrarán a la persona de las próximas generaciones el peso de la responsabilidad, que se transfiere a las instancias impersonales antes mencionadas.
Fe cristiana y libertad
La afirmación de la libertad humana es irrenunciable; con ella estamos ante la tercera cuestión enunciada al inicio de este capítulo; la que se refiere al cómo del ser del hombre. Según la fe el mundo es el resultado del diálogo entre dos libertades, la divina y la humana.
La fe se comprende a sí misma como respuesta libre a la llamada libre (el “convertíos” que supone en los destinatarios de la buena nueva del Evangelio la capacidad de cambiar responsablemente el rumbo de sus vidas.
La fe nace de la escucha de una palabra que convoca a la conversión; que ofrece la liberal gratuidad del perdón y de la novedad de vida; que suscita en su receptor la posibilidad de la autodecisión y libera su libertad.
La libertad no consiste única ni principalmente en la capacidad de optar entre diversas alternativas. Es, sobre todo, la capacidad que la persona tiene de autodeterminarse en orden a su realización.
La libertad es, ante todo, no algo dado, sino algo que debemos ir conquistando.
Las notas específicas de la idea cristiana de libertad son:
- La verdadera libertad no es una ausencia de ligaduras, sino una forma de religación. Hay, pues, una forma de dependencia -la dependencia de Dios-, que, lejos de ser alienante, es liberadora.
- Somos libres para llegar a ser lo que debemos ser, para adquirir nuestra identidad. La libertad más liberadora, la mejor, es, pues, la de los hijos de Dios.
- La libertad cristianamente entendida se ejerce en el amor servicial. Un cristiano, no puede admitir que la realización de la libertad consista en la autoafirmación egocéntrica.