Hume y la Crítica a la Causalidad: Hábito, Creencia y Conocimiento

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Crítica de Hume a la Causalidad

Crítica a la causalidad: Partamos de su criterio de validez del conocimiento: para que una idea - conocimiento - sea válida, debe fundamentarse en una impresión (dato sensorial).

Pero cuando observamos dos fenómenos A y B, tan sólo tenemos la experiencia de dos acontecimientos separados por el tiempo: primero se produce uno y después el otro; es decir, observamos la contigüidad temporal de los dos.

Si nosotros observamos esto repetidamente, por la experiencia, conocemos la constante conjunción de acontecimientos. Cuando nos hemos acostumbrado a ver que dos acontecimientos, A y B, se siguen, hablamos de que uno de ellos A, es causa del otro, B.

Ahora nos preguntamos: ¿dónde está la impresión, la observación, de que A es causa de B? No existe tal observación, tan sólo conocemos la sucesión. Y si no hay impresión - dato de experiencia - no podemos afirmar que la relación de causalidad que establecemos entre los dos acontecimientos exista. Es, por tanto, el hábito, la costumbre de ver sucederse dos fenómenos, lo que nos lleva a creer que uno es la causa del otro.

Esta misma creencia nos lleva a predecir que esa conexión se dará en el futuro. Ahora bien, el criterio de verdad es que toda idea (que en el futuro dos fenómenos estarán necesariamente conectados) debe fundarse en una impresión. Aplicado este criterio en sentido estricto, nuestro conocimiento de los hechos queda limitado a nuestras impresiones actuales (es decir, lo que ahora vemos, oímos, etc.) y a nuestros recuerdos (ideas) actuales de impresiones pasadas (es decir, lo que recordamos haber visto, oído, etc.), pero no puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no poseemos impresión alguna de lo que sucederá en el futuro (¿cómo íbamos a poseer impresiones de lo que aún no ha sucedido?). Ahora bien, es incuestionable que en nuestra vida contamos constantemente con que en el futuro se producirán ciertos hechos: vemos caer la lluvia a través de la ventana y tomamos precauciones, contando con que la lluvia mojará cuanto encuentre a su paso. Sin embargo, solamente tenemos la impresión de la lluvia cayendo. ¿Cómo podemos estar seguros de que posteriormente tendremos las impresiones de los objetos mojados?

La causalidad se reduce, por tanto, para Hume, a una forma de asociación de ideas basada en primer lugar en el hábito o costumbre de ver sucederse dos fenómenos, siempre en el mismo orden; y, en segundo lugar, en la creencia de que esa misma asociación de fenómenos volverá a repetirse necesariamente.

El conocimiento científico es imposible construirlo a priori (como si se tratara de una ciencia formal), no se trata de un conocimiento necesario sino probable. Cuando en las ciencias empíricas (Física) inducimos a partir de un conjunto de hechos, que un fenómeno se producirá siempre y universalmente, damos un paso ilegítimo. Por ejemplo, nadie puede afirmar la verdad (o ley) universal de que el calor dilata los cuerpos, ya que sería necesario haber observado todos y cada uno de los casos en que se produce, lo que parece imposible.

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