Hume: Escepticismo, Realidad y la Cuestión de Dios

Clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 3,32 KB

Hume: Escepticismo y los Límites del Conocimiento

Concluido el estudio sobre los límites del entendimiento humano, Hume extrae las consecuencias que se derivan para el conocimiento efectivo de la realidad. Se trata de decidir si existe efectivamente conocimiento de una realidad exterior al hombre, de Dios y del propio sujeto pensante.

La Existencia de la Realidad Exterior

La filosofía tradicional, y principalmente Aristóteles, había considerado que la realidad exterior al sujeto se concreta principalmente en la existencia de las sustancias. Las sustancias del mundo exterior poseen las cualidades que captan los sentidos. Recurriendo a la terminología de Hume, diríamos que las impresiones no son otra cosa que las cualidades de los objetos exteriores, cuando son captadas por el sujeto.

A partir de Descartes y su duda metódica, la filosofía moderna cuestionó el mundo real, es decir, el de las sustancias exteriores al sujeto. No obstante, Descartes restituyó de inmediato la realidad del mundo, a través de la garantía que la existencia de Dios ofrece a la verdad de nuestras ideas claras y distintas. Más tarde, Locke negó, como hemos visto, la posibilidad de un conocimiento positivo o real de las sustancias exteriores, las que consideró como un supuesto desconocido añadido por la mente como soporte de las ideas simples. Así, las sustancias del mundo exterior serían la causa desconocida de las ideas simples del sujeto. La consecuencia es que se conocen los efectos de las sustancias en el hombre, pero no a ellas mismas.

Finalmente, Hume negó que sea posible alcanzar la certeza de la existencia de un mundo exterior al hombre. Esta negación es coherente con el hecho de que tal existencia se ha establecido por medio de la aplicación del principio de la causalidad. La sustancia sería la causa y las impresiones serían los efectos. Pero el ser humano está críticamente obligado a limitar el uso del principio de causalidad a aquello de lo que tiene impresión sensible. En consecuencia, no es lícita la extrapolación que desde las impresiones salta a la sustancia como su causa, puesto que de esta última no hay impresión sensible.

La conclusión resulta ahora evidente: no solo no hay conocimiento de la realidad exterior, como sostenía Locke, sino que ni siquiera se puede afirmar que tal realidad exterior efectivamente exista. Toda la realidad de la que tenemos constancia se limita a percepciones subjetivas.

La Existencia de Dios

Todos los filósofos anteriores llegan a la noción de Dios por dos caminos:

  • Los racionalistas, basándose en la demostración de la "necesidad" de su existencia a partir de su propia naturaleza.
  • Los empiristas, por la necesidad de una Causa Primera de todas las cosas, es decir, basándose en el principio de causalidad.

Evidentemente, esa "inferencia causal" no es válida para Hume, por la imposibilidad de tener una experiencia de ese extremo, de Dios como causa.

La idea de Dios no es un conocimiento seguro, es una creencia. Y los intentos de demostrar su existencia son falacias.

Entradas relacionadas: