Hume: Impresiones, Ideas y Crítica a la Metafísica

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Impresiones: Se trata de las sensaciones actuales, el conocimiento por medio de los sentidos. Lo que percibimos aquí y ahora. Son, por tanto, sensaciones muy vivas. Son los elementos fundamentales del conocimiento porque se tratan de los datos brutos de los sentidos.

Ideas: Son los recuerdos de las impresiones pasadas. Son, por tanto, menos vivas que las impresiones.

Consecuencia: Las ideas proceden de las impresiones, para saber si una idea es verdadera hay que saber de qué impresión procede. Las impresiones son, por tanto, lo fundamental en el conocimiento.

Crítica de la Metafísica Racionalista

Crítica de la "idea de sustancia material" y de la "noción de causalidad" como base a la crítica de la metafísica racionalista: Este punto de partida epistemológico tan fuerte adoptado por Hume, en el sentido de no admitir por verdadero nada más que aquello que esté directamente conectado con la experiencia, esto es, aquello de lo que tengamos una impresión, le va a llevar a destruir los fundamentos de la metafísica -nociones de sustancia y causa- y la misma metafísica -Dios, mundo y yo- al no estar estos conceptos directamente conectados con la experiencia.

Crítica de la Idea de Sustancia

Según el criterio empirista de verdad sólo podemos afirmar aquella idea que provenga de una impresión; la idea de sustancia no se deriva de ninguna impresión, luego carece de fundamento. Pero no conocemos la sustancia, no conocemos el ser de las cosas, sólo conocemos aquello que la experiencia nos muestra, y la experiencia sólo nos muestra un conjunto de cualidades sensibles.

Crítica al Concepto de Identidad Personal (Yo)

La crítica de Hume alcanza también al yo como realidad distinta de las impresiones e ideas, y utiliza para ello su crítica a la noción de sustancia. La existencia del yo como sustancia, como sujeto permanente de nuestros actos psíquicos, no puede justificarse apelando a una pretendida intuición, ya que sólo tenemos intuición de nuestras ideas e impresiones y ninguna impresión es permanente, sino que unas se suceden a otras de manera ininterrumpida. El yo o persona no es ninguna impresión, sino aquello a que se supone que nuestras ideas e impresiones se refieren. Si alguna impresión originara la idea del yo, tal impresión habría de permanecer invariable. No hay impresiones constantes e invariables. No existe, pues, el yo como sustancia distinta de las impresiones e ideas, no existe el yo como sujeto de la serie de los actos psíquicos. Para explicar la conciencia de la propia identidad, Hume recurre a la memoria: gracias a la memoria reconocemos la conexión existente entre las distintas impresiones que se suceden; el error consiste en que confundimos sucesión de estados de conciencia con identidad personal.

Crítica a la Causalidad

La causalidad que se produce en el mundo tiene una causa proporcionada que lo produce es necesaria para nuestro entendimiento del mundo. Sabemos que si ponemos agua al fuego, ésta se calentará, el fuego es causa del calor; podemos poner infinitos ejemplos de que funcionamos con esa noción. Incluso metafísicamente era la base para la prueba "a posteriori" tomista para el acceso a Dios. También la ciencia necesita usar dicho concepto cuando formula leyes universales y necesarias de las regularidades y comportamiento de los cuerpos. Pero Hume tiene otra historia que contarnos:

  • La idea de causa y el conocimiento de hechos: Según el criterio empirista de verdad el límite de nuestros conocimientos son las impresiones. ¿Queremos saber si una idea cualquiera es verdadera? Muy sencillo: comprobemos si tal idea procede de alguna impresión; si podemos señalar la impresión correspondiente, estaremos ante una idea verdadera, en caso contrario será una ficción. Aplicando este criterio al conocimiento de hechos del mundo, éste queda limitado a nuestras impresiones actuales (es decir, lo que ahora vemos u oímos, etc.) y a nuestras ideas actuales de impresiones pasadas (lo que recordamos haber visto, oído, etc); pero no puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no tenemos impresión alguna de lo que sucederá en el futuro. Ahora bien, es incuestionable que en nuestra vida contamos con que en el futuro se producirán ciertos hechos (por ejemplo, colocamos un recipiente de agua sobre el fuego contando con que se calentará). Hume observó que en todos estos casos (es decir, tratándose de hechos), nuestra certeza acerca de lo que acontecerá en el futuro se basa en una inferencia o razonamiento causal; por ejemplo, el fuego es causa y su efecto es el calentarse de cuanto caiga bajo su acción.
  • Causalidad y "conexión necesaria": La idea de causa es la base de todos nuestros razonamientos acerca de hechos de los que no tenemos una impresión actual. Pero, ¿qué entendemos por causa, por relación causa-efecto? Hume observa que esta relación se concibe como una conexión necesaria (que no puede no darse) entre una causa (fuego) y su efecto (calor). Puesto que tal conexión es necesaria, podemos conocer con certeza que el efecto se producirá necesariamente.
  • Crítica de la idea de "conexión necesaria": Pero, una idea verdadera es aquella que corresponde a una impresión. Pues bien, no tenemos impresión que corresponda a esta idea de conexión necesaria entre dos fenómenos: hemos observado el fuego y hemos observado que a continuación aumentaba la temperatura de los objetos próximos a él, pero nunca hemos observado que entre ambos hechos exista una conexión necesaria. Lo único observado es que entre ambos hechos se ha dado una sucesión constante en el pasado, esto es, que siempre sucedió lo segundo (calentarse el agua) tras lo primero (ponerla al fuego). Que además de esta sucesión constante exista una conexión necesaria entre ambos hechos es una suposición incomprobable. Propiamente no sabemos que el agua vaya a calentarse, simplemente creemos que el agua se calentará. Pero esta suposición y creencia no significa que no estemos absolutamente ciertos acerca de los mismos. Esta certeza proviene del hábito, de la costumbre de haber observado en el pasado que siempre que sucedió lo primero, sucedió también lo segundo.

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