Iconografía de Cristo: Evolución y Simbolismo en el Arte Occidental

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La Representación de Cristo en el Arte Occidental

Pintura

Arte Paleocristiano

En el cristianismo primitivo, Cristo aparece alegóricamente. Tenemos la representación del Buen Pastor, una figura recurrente. También se observa la imagen del “Orante y la Virgen con el Niño”. En esta última, se aprecia a Cristo en el centro, con los brazos abiertos y mirando hacia el cielo, en representación de su divinidad; a uno de sus lados encontramos a la orante, y al otro a la Virgen con el Niño en brazos.

En el periodo paleocristiano, ya se empieza a representar a Cristo de forma más específica, aunque todavía sin barba. La figura del Buen Pastor sigue siendo prominente, simbolizando a aquel que salva el alma de los fieles, representados como ovejas. En las cúpulas absidiales, se le ve a menudo como Rey del Universo, con los tres dedos que representan la Trinidad y acompañado por el Tetramorfos. De este periodo en particular, se puede decir que no predomina el realismo; la figura está muy idealizada y presenta un canon de proporciones irreales.

Arte Románico

Posteriormente, en el Románico, se comienza a representar a Cristo inscrito en la mandorla. La representación sigue sin ser muy realista, ya que predomina el sentido religioso y casi siempre se observa la perspectiva jerárquica, donde el tamaño de las figuras indica su importancia espiritual.

Arte Gótico

En el Gótico, la representación de Cristo experimenta un cambio significativo. Con artistas como Giotto, se observan representaciones mucho más realistas, que incorporan la representación del espacio, la perspectiva, la volumetría y la expresión de emociones, como la tristeza (por ejemplo, en la escena del Lamento sobre Cristo Muerto).

Sin embargo, no todos los artistas góticos siguieron esta tendencia. En obras como Cristo y la Samaritana de Duccio, se abandona un poco el realismo en busca del preciosismo, influenciado por el arte bizantino, lo que se manifiesta en el uso de fondos dorados. De manera similar, en El Camino del Calvario de Martini, la búsqueda de lo religioso prevalece sobre el realismo; por ello, muchos rostros están idealizados y la relación de tamaños es irreal. Cristo se destaca en el centro, vestido de rojo y con una cruz casi plana.

Arte Renacentista

En el Renacimiento, la figura de Cristo continúa siendo central, pero con un enfoque mucho más realista, gracias a la aplicación de la perspectiva renacentista. No obstante, en algunas obras como Cristo y la Trinidad, Cristo aparece como el principal foco de atención y parece mucho más grande que las demás figuras, manteniendo una perspectiva jerárquica.

A menudo se le representa en la cruz, sostenido por Dios, semidesnudo. En las secciones donde el cuerpo está desnudo, se observa un trabajo anatómico muy cuidado, aunque todavía con cierta idealización, que recuerda el tratamiento de los cuerpos en el arte griego clásico.

Escultura

Arte Románico

En la escultura románica, destacan obras como el Juicio Final de Autun y el Juicio Final de Conques. Ambas son muy similares, mostrando a Cristo en una pose imponente como juez del Juicio Final, con una marcada perspectiva jerárquica e inscrito en la mandorla.

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