Iconos del Barroco Español: Escultura y Pintura

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Inmaculada Concepción del Facistol

Autor: Alonso Cano
Cronología: 1655
Técnica: Escultura exenta
Material: Madera policromada y encarnada
Medidas: 55 cm
Estilo: Barroco
Tema: Religioso
Localización: Granada

Considerada una obra maestra de la escultura barroca española del siglo XVII, la Inmaculada Concepción de Alonso Cano presenta la imagen de la Virgen María a la edad de 12 años, con un rostro de apariencia frágil y delicada, y vestida con un atuendo formado por una túnica blanca y el manto azul que contrastan en forma y color y que simbolizan la pureza y eternidad de la Virgen. La figura, en actitud orante, se sitúa encima de una base de nubes con cabezas de querubines.

En su obra, tanto pictórica como escultórica, Alonso Cano abogó por una belleza serena de contenidos para sus imágenes, renunciando a la utilización de gestos pronunciados sin reducir la carga emocional del personaje. Para ello, el artista dirige la mirada de la Virgen hacia abajo, transmitiendo al espectador el aislamiento interno del personaje respecto al entorno y su concentración en el misterio.

Las composiciones de perfil fusiforme o de huso, gracias al manto que se mantiene ceñido en la parte inferior de la imagen y que otorga un volumen acentuado en la parte medial de la figura, emplean unos pliegues amplios y voluminosos que crean un juego de claroscuros. El tratamiento minucioso y dinámico del ropaje de la Virgen le otorga un ritmo ascendente y helicoidal a la figura.

Sin embargo, esta verticalidad queda compensada por la ligera torsión de su cuerpo, el giro de la cabeza hacia la derecha y la posición de sus manos en dirección contraria, rompiendo con la visión frontal. De esta manera, Cano otorgaba a la imagen nuevos puntos de vista laterales y posteriores, precisos al ser una imagen destinada a rematar el gran facistol que había diseñado para la Catedral de la Encarnación en Granada.

A pesar de esta concepción, el resultado complació tanto al cabildo que lo emplazó en una hornacina de la cajonería de la sacristía, para facilitar su contemplación.

Temática

La imaginería tenía como objetivo provocar una profunda emoción religiosa en el espectador e incitar a la oración a través del realismo y la verosimilitud de las figuras. La Inmaculada Concepción llegó a convertirse en una de las temáticas iconográficas más populares de los siglos XVII y XVIII. El fervor por la Inmaculada se refuerza para contrarrestar el intento de luteranos y calvinistas de reducir su papel en la obra de la redención del hombre.

Pacheco: Inmaculada

Las Meninas

Autor: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
Cronología: 1656
Técnica: Óleo sobre tela
Medidas: 276 x 318 cm
Estilo: Barroco
Tema: Retrato
Localización: Museo del Prado

El cuadro muestra todas las figuras dispuestas en la parte inferior de la composición. Con ello, el artista consigue crear un gran campo visual. La infanta Margarita se establece como punto convergente de las diferentes diagonales compositivas, que dibujan el resto de personajes, y que se proyectan desde la infanta hasta el espejo y la puerta del fondo. Estos dos elementos, espejo y puerta, aportan además una gran profundidad escénica. El primero refleja algo que está fuera del espacio propiamente pictórico; el segundo amplía brillantemente el espacio visual.

Sorprende también la gran modernidad en el corte de algunas de las figuras y objetos en los perfiles del lienzo, detalle que aporta espontaneidad a la escena.

Velázquez utiliza indistintamente una pincelada larga y fluida con otra corta y precisa, que le ayuda a perfilar y estilizar los detalles de los vestidos de las infantas. Es capaz de transmitir, con un gran realismo, texturas tan diferentes como la dureza de la madera o la suavidad del pelaje del perro.

Otro excepcional ejemplo de la técnica pictórica, llevada a cabo por Velázquez, es la captación de la luz en sus efectos generales y en los detalles. En la obra hay dos focos lumínicos: uno que irradia directamente sobre las figuras del primer plano y otro que entra en la habitación por la puerta abierta al fondo, mientras que el resto de la composición queda en penumbra.

Velázquez domina la perspectiva aérea y plasma la atmósfera circundante entre los cuerpos mediante el difuminado de sus contornos. La paleta es de una gran riqueza cromática. En ella destacan los matices tonales del blanco y negro, y su contraste con el rojo de los detalles ornamentales de los vestidos.

El matrimonio Arnolfini.

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