Identidad Dramática Española: Teatro Post-1975
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Señas de Identidad en la Literatura Dramática Española desde 1975
La producción teatral en España a partir de 1975 se caracteriza por la irrupción de una nueva generación de dramaturgos, entre los que destacan nombres como José Sanchis Sinisterra, José Luis Alonso de Santos, Miguel Medina, Ignacio Amestoy, Fermín Cabal y Rodolf Sierra, entre otros.
Formación y Conocimiento del Oficio
Una nota común entre estos autores es su sólida formación, tanto escénica como universitaria. Combinan una preparación intelectual rigurosa con un profundo conocimiento de la profesión teatral. La mayoría ha transitado por el Teatro Independiente o el Teatro Universitario, escenarios donde han podido desarrollar la totalidad de las disciplinas teatrales.
Características de la Construcción Dramática
- Construcción teatral eficaz: Sus obras demuestran una sólida arquitectura escénica.
- Teatro culto con rasgos populares: A pesar de incorporar elementos populares y festivos, se trata de un teatro de carácter culto. Su alcance no siempre es minoritario, aunque su proyección en la literatura española general haya sido menor en comparación con otros géneros.
- Guiones para audiencias masivas: Muchos de estos dramaturgos han contribuido al éxito de series televisivas de amplia audiencia.
- Rasgos formales significativos: Si bien no son vanguardistas en un sentido estricto, sus textos presentan novedades formales. Ofrecen una lectura inicial accesible, pero también una capa más profunda y simbólica.
- Predominio del humor: Suelen partir de géneros como la comedia, la farsa, el drama, la tragicomedia, e incluso el sainete o el vodevil, evidenciando el humor como un factor dominante.
- El viaje iniciático como metáfora: Utilizan el viaje iniciático como recurso para representar procesos de formación personal, a menudo entrelazado con elementos autobiográficos.
- Revisión de la infancia: Abordan la infancia como origen de problemáticas sociales y personales, especialmente aquellas vinculadas a periodos de falta de libertad, aunque no exentas de una cierta simpatía hacia figuras opresoras.
Innovaciones Formales y Temáticas
En el plano formal, se observa una tendencia hacia:
- Formas caleidoscópicas: Estructuras que presentan múltiples facetas y perspectivas.
- Tramas incompletas y estructuras fragmentarias: Rompen con la linealidad tradicional, ofreciendo variaciones sobre un mismo tema.
- Relativismo frente a la verdad única: La noción de una verdad absoluta es sustituida por una perspectiva más relativa, reflejada en la construcción de personajes tratados con ironía.
- Ausencia de maniqueísmo: Desaparece la dicotomía clara entre buenos y malos.
- Intertextualidad y culturalismo: Incorporan citas, referencias implícitas o explícitas a otras obras y discursos culturales.
- Eclecticismo y reflexión: Abordan temas diversos, tanto reales como ficticios, literarios o dramáticos, con una actitud reflexiva.
- Metateatralidad: El teatro sobre el propio teatro se erige como una seña de identidad.
El Realismo y la Ética Contemporánea
El realismo se manifiesta en la representación de:
- Personajes cotidianos: Individuos cercanos a la experiencia común.
- Lenguaje reconocible: Diálogos que reflejan el habla habitual.
- Espacios urbanos y lugares comunes: Escenarios fácilmente identificables por el público.
Todo ello se aborda con naturalidad y sin posturas moralizantes. Se evita la culpabilización, pero también la compasión fácil. Se produce una subversión de valores respecto a la ética tradicional, donde la autenticidad o la solidaridad, si bien respetadas, adquieren nuevas dimensiones.
Transformación Social y Fracaso de la Utopía
Estas obras reflejan una transformación radical de la sociedad española, al tiempo que constatan el fracaso de las utopías. Se percibe una mayor pureza en los personajes marginales que en los convencionales. Se observa un giro drástico en la moral sexual, especialmente en lo que respecta a la figura femenina.
El Elogio de la Marginación y el Desencanto
La marginación es una figura recurrente. Un amplio grupo de personajes se presenta como fracasado, tanto en el plano vital como profesional. Estos personajes, que no obtienen el beneplácito social, se mueven por impulsos e ilusiones. A pesar de los tonos amables y humorísticos, no se elude la sensación de un mundo imperfecto.
Los dramaturgos se inclinan por personajes que, a pesar de sus fracasos, se mantienen fieles y auténticos en sus convicciones, incluso cuando estas les perjudican. Ocasionalmente, se incluyen personajes de otras razas o se muestran vestigios de un estado franquista incapaz de adaptarse a la democracia.
Se presentan personajes brutales pero sinceros en su comprensión de las contradicciones vitales. El desencanto generacional impregna tanto la esfera pública como la privada, afectando las relaciones afectivas y el ejercicio de la libertad. Las obras se pueblan de parejas rotas.
La paulatina transformación de la sociedad española, tras el periodo inicial de euforia libertaria, se hace palpable en las últimas creaciones, marcadas por la frustración y el fracaso, a menudo envueltos en un humor amargo.