Iglesia de San Julián de los Prados: Joya del Arte Prerrománico Asturiano del Siglo IX

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San Julián de los Prados: Un Tesoro del Arte Prerrománico Asturiano

Contexto Histórico y Construcción

Nos encontramos ante San Julián de los Prados, una iglesia perteneciente a la primera etapa del arte prerrománico asturiano, que data del siglo IX. Fue construida durante el reinado de Alfonso II el Casto, bajo la dirección de su arquitecto, el maestro Tioda. Formaba parte de un conjunto monumental que incluía un palacio, baños, salas de recreo y comedor, que el monarca había mandado edificar a un kilómetro de Oviedo. De ese conjunto, solo ha llegado hasta nuestros días la iglesia, popularmente conocida como Santullano. Su aspecto actual es fruto de una restauración realizada a principios del siglo XX por Fortunato de Selgas.

Características Arquitectónicas

San Julián de los Prados presenta una planta basilical de tres naves separadas por pilares, que desembocan en un gran transepto de mayor altura. La cabecera consta de tres ábsides planos, con cubierta abovedada en los ábsides y plana de madera en el resto de la estructura. A la planta se añaden tres cuerpos salientes:

  • El porche de entrada.
  • Un cuerpo en un lado del crucero, que pudo haber sido la tribuna real.
  • Otro cuerpo en el lado opuesto, que funciona como otro porche de entrada.

Sobre el ábside central se encuentra la estancia secreta, abierta solo al exterior por una ventana de tres huecos. Los muros se construyen mediante hiladas de lajas de piedra, reservando los sillares colocados a soga y tizón para las esquinas. Los contrafuertes que refuerzan y articulan el paramento perimetral están muy poco desarrollados en altura. En cuanto a sus dimensiones, la convierten en la mayor construcción cristiana peninsular hasta el siglo XI.

Interior y Decoración

En el interior, un gran arco de medio punto separa las tres naves del transepto. A su vez, las naves están separadas por arquerías de tres tramos sobre gruesos pilares. Los muros del ábside central están decorados con arquería ciega, simulada en pintura. Lo más relevante del cuerpo de naves es la presencia de un claristorio en la nave central, con tres ventanas a cada lado recubiertas con celosías. Las naves laterales carecen de iluminación directa. La jerarquización de espacios queda claramente establecida mediante un fuerte contraste entre una nave principal muy amplia y bien iluminada, y unas laterales estrechas, bajas y en penumbra.

Pinturas Murales

El interior estuvo decorado con pinturas. Aunque quedan muchos restos, estos permiten una reconstrucción total. Forman el mejor conjunto de pinturas murales del prerrománico español, tanto por su extensión como por su grado de conservación y programa iconográfico. La técnica al fresco, los motivos geométricos, vegetales y arquitectónicos (sin figuras humanas ni animales) remiten a prototipos clásicos pompeyanos del siglo I y a modelos de la Baja Antigüedad.

Escultura

La única escultura que hallamos en la iglesia se reduce a los capiteles en mármol de tradición corintia, con collarino y volutas de hojas, donde apoyan los arcos de medio punto de la capilla central. También encontramos dos jambas de mármol labradas con figuras geométricas de forma hexagonal y motivos florales en la capilla central. Estas jambas también parecen provenir de algún monumento anterior.

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