La Ilíada de Homero: Canto I - La Cólera de Aquiles y el Conflicto con Agamenón
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El poema comienza con la invocación a un dios: "Canta, oh diosa, la cólera del pélida Aquiles". Los poetas griegos creían que la poesía no venía directamente de los hombres, sino que eran los dioses quienes cantaban dentro de su alma. Por eso, el poeta empieza pidiendo inspiración a un dios para que cante dentro de él. Los versos iniciales indican que estamos ante un asunto importante: la cólera de Aquiles y las consecuencias perjudiciales de esa cólera sobre los aqueos.
De esta forma, indica que el poeta de este primer canto mira las cosas del lado aqueo. El autor no especifica quiénes eran Aquiles ni Agamenón porque parte del supuesto de que para los auditores estos nombres son familiares.
El Canto I tiene una gran unidad y se distribuye en dos planos: el de la Tierra y el del Olimpo. Está formado por una serie de escenas cortas.
Primera parte del Canto I
I. Ofensa de Agamenón a Crises
Los aqueos saquean la ciudad de Crisa, cercana a Troya. En el botín se encuentra una esclava llamada Criseida, hija de Crises, sacerdote de Apolo. El sacerdote (que representa al dios y, por tanto, merece respeto) suplica a los aqueos que le devuelvan a su hija ofreciendo un rescate a cambio. Agamenón, faltando al respeto a los dioses y sin tener en cuenta el dolor del padre y la hija, responde violenta y egoístamente, llevándosela aun así.
II. Intervención de Apolo - Peste
Crises se retira en silencio por las amenazas de Agamenón. En el camino, por la orilla del mar, ruega a su dios Apolo que intervenga sobre los aqueos en venganza. Le recuerda que él ha adornado su templo y ha sacrificado animales para su provecho, a modo de darle razones para que lo ayude.
III. Querella entre Aquiles y Agamenón
Tras la peste que provocó Apolo sobre los aqueos, que duró diez días, Aquiles convoca una junta de jefes a la cual lleva adivinos para averiguar el motivo de esa peste. Aquiles propone a Agamenón que un adivino interprete la cólera. Calcas, el adivino, deduce que la misma era culpa de Agamenón y le pide a Aquiles que lo proteja para que ningún aqueo lo mate, fundamentalmente Agamenón, que podría enojarse.
Agamenón se enfurece cuando oye las acusaciones de Calcas, con quien ya tenía un resentimiento por una predicción anterior. Las palabras de Agamenón revelan pasión y deseo por Criseida; probablemente por esto no la devolvió a Crises. Además, revelan que Criseida era recompensa de Agamenón por su valor como guerrero, y quitársela era desconocer su virtud.
Se produce entre Aquiles y Agamenón una fricción que nace, además de por el problema actual, por resentimientos anteriores. Comienzan a discutir. Se revela que Agamenón es celoso en su jerarquía, soberbio y rápido en su cólera. Esta primera presentación lo describe como terrible, soberbio y malévolo, pero luego, a través de la narración, lo irá purificando.
IV. Intervención de Atenea
Agamenón, muy furioso, amenaza a Aquiles con ir y quitarle su esclava Briseida por dos motivos: primero, por haber tenido que devolver a la suya; y segundo, por la insolencia de haberlo querido comparar con él. Ahí Aquiles piensa en matar a Agamenón con mucha congoja. Entonces, interviene Palas Atenea (Minerva). Aquiles obedece a la diosa y decide cederle a Agamenón su esclava para evitar males mayores, con lo cual demuestra su buen carácter y su control de la ira ante el pedido divino.
V. El juramento de no combatir
Pese a que Aquiles se abstiene de matarlo, no deja de herirlo de palabra, realizando fuertes acusaciones sobre Agamenón. Entonces, interviene Néstor, un anciano héroe, tratando de apaciguarlos, diciéndoles que su pelea no los lleva a nada. Además, recalca que ambos héroes han obrado mal y le sugiere a Agamenón que no se quede con Briseida. Aun así, él sigue ofendiendo a Aquiles, y este, indignado, le dice que no lo obedecerá más y que, si quiere, se lleve a su esclava.