Iluminación y Condiciones Térmicas en el Lugar de Trabajo
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Iluminación
La luz es una radiación electromagnética a la que es sensible el ojo humano. Es un factor ambiental de gran importancia en el trabajo porque unas condiciones adecuadas hacen que el trabajo se realice de forma eficaz y segura. Se distinguen los siguientes tipos de iluminación:
- Natural: La más deseable por las ventajas que ofrece, además de ser una fuente gratuita, lleva implícita la connotación de salud que supone estar expuesto al sol.
- Artificial: Se basa en la generación de luz por alguna de las siguientes fuentes: radiación de temperatura, fluorescencia y descarga de gas. La iluminación artificial puede ser general, que tiene que repartirse uniformemente sobre toda la superficie útil, y localizada, que permite disponer de un mayor nivel de luz en aquellos puestos de trabajo que lo requieran.
Legislación sobre iluminación
Las condiciones mínimas de iluminación están contenidas en el Real Decreto por el que se establecen las condiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, y en él se señala:
- 1. Preferencia de la iluminación natural sobre la artificial, que deberá complementarse con una iluminación artificial cuando la natural no garantice las condiciones de visibilidad adecuadas. En tales casos se utilizará preferentemente la iluminación general complementada, a su vez, con una localizada cuando en zonas concretas se requieran niveles de iluminación elevados.
- 2. Deberá utilizarse una iluminación que no produzca ni deslumbramiento ni oscilaciones.
- 3. En los lugares de trabajo en los que un fallo del alumbrado suponga un riesgo para la seguridad de los trabajadores, se dispondrá de un alumbrado de emergencia, de evacuación y de seguridad.
Condiciones Térmicas
La confortabilidad en el trabajo viene en gran parte determinada por la temperatura, humedad y ventilación existentes, que deben estar en relación con la actividad física que se realice.
El Calor
Cuando el calor afecta al organismo humano, empiezan a actuar los mecanismos de la termorregulación, cuyo objetivo es mantener bajo control la temperatura interna del cuerpo. La circulación periférica de la sangre aumenta para conseguir que esta transporte el calor acumulado en el interior hacia la piel y allí se refrigere en contacto con el aire. Esto implica una sobrecarga del corazón y del sistema circulatorio. A su vez, se inicia el proceso de sudoración: la evaporación del sudor en toda la superficie del cuerpo es la fuente principal de pérdida de calor. Otro mecanismo de defensa es la aclimatación, que se manifiesta mediante la disminución del ritmo cardíaco, el incremento de la sudoración y la reducción de la concentración salina del sudor. Los efectos del calor son diversos (malestar, etc.), como el golpe de calor, en el que se produce un cese brusco de la sudoración y aumenta la temperatura interna del cuerpo.
El Frío
En ambientes con baja temperatura, debe conservarse el calor del cuerpo para mantener la temperatura del cerebro y asegurar el adecuado riego sanguíneo de las extremidades. Para ello se inician dos procesos termorreguladores:
- Los vasos sanguíneos que riegan la piel y las extremidades se contraen para reducir la pérdida de calor del ambiente.
- El cuerpo empieza a tiritar, lo que aumenta el ritmo de producción de calor.
Una prolongada exposición al frío puede producir la congelación o bajada de temperatura del cuerpo, etc. Las medidas de protección son: utilización de ropa de abrigo, disponer de adecuados periodos de descanso, disfrutar de buena salud y aclimatación, evitar la exposición de la piel a la acción del viento utilizando pantallas, etc.