La Ilustración según Kant y la minoría de edad
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Definición de Ilustración según Kant
Ser ilustrado significa poder realizar un uso autónomo de la razón sin la ayuda de alguien.
¿Cuáles son las causas de la minoría de edad?
Kant atribuye la causa de la minoría de edad a la “pereza” y la “cobardía” de los individuos. Por un lado el dogmatismo acrítico resulta cómodo, pues nos permite no cuestionar nada del mundo que nos rodea. Podemos, por ejemplo, vivir eternamente hipnotizados por el televisor. Por otro lado, renunciar a los prejuicios y las consignas heredadas es una tarea que requiere cierto valor. Es natural que el vacío de la libertad inspire un cierto temor. Por pereza preferimos que un libro piense por nosotros antes que pensar por nosotros mismos. Esta idea tiene mucha vigencia hoy día pues vemos cómo la mayoría no es crítica con la información que recibe, ya sea a través de los libros, de la televisión o Internet. Por cobardía pagamos al sacerdote para que nos garantice el cielo y así no tener que preocuparnos de una muerte cierta; y al médico para que nos garantice la salud cuando lo único realmente eficaz es mantenerse “moderado en el goce y paciente en la enfermedad”.
Por tanto, la minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no reside en la carencia de entendimiento, sino en la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de él sin la guía de otro.
¿Quiénes son los autores empeñados a mantener en minoría de edad?
Los tutores que permanecen interesados en mantener a la humanidad en su minoría de edad en realidad tienen una clara motivación política. Kant se refiere irónicamente a médicos, abogados y sacerdotes como instrumentos del gobierno para manejar a sus administrados. Los peligros inevitables de comenzar a pensar por uno mismo son calificados por dichos tutores como obstáculos insalvables mientras que Kant ve en ellos tropiezos necesarios en el camino a la libertad.
En realidad hacían bien esos tutores, esos administradores del Estado, en luchar contra la expansión de la consigna “piensa por ti mismo” pues en poco tiempo esta sería el germen de revoluciones y desórdenes sociales que cambiarían el mapa de Europa.
El papel de esos tutores es análogo al que desempeñan los sofistas en el mito de la caverna de Platón. Nótese también el toque sexista que atribuye a algunos hombres la posibilidad de abandonar la minoría de edad pero excluye de esta proeza a la mayoría de los hombres y a todo el “bello sexo”.
Kant afirma: es posible que un público se ilustre a sí mismo. ¿Qué derecho debe poder concedérsele para poder ilustrarse?
Para que una persona sea capaz de ilustrarse a sí mismo necesita del derecho de libertad para poder hacerlo. Para que alguien pueda ejercer el pensamiento libre, su superior también tiene que serlo.
Explica la diferencia entre un uso público de la razón y un uso privado.
Establece que el uso público es aquel que puede hacer cualquiera. Es partidario de que la razón sea totalmente libre en este uso. Mientras que el uso privado es aquel que se hace de la razón según sea la función que se desempeña. En este uso Kant defiende el automartismo, es decir, no se piensa sino que se siguen unas pautas establecidas. Solo se razona cuando se hace uso público.
¿Cree conveniente Kant el recurso a la revolución para ilustrar al pueblo?
No, porque a pesar de que cree en el progreso, la razón pública es la que va a cambiar el transcurso de las cosas. Piensa que mediante la revolución no se consigue el progreso, se consigue de forma razonada.