La Ilustración y el Siglo de las Luces

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La confianza en la razón

La confianza en la razón o inteligencia humana como único medio para entender el mundo y alcanzar el progreso y la felicidad. Para los ilustrados, la razón es la luz que ilumina la oscuridad creada por las creencias tradicionales, la ignorancia y la superstición. Por eso, al siglo XVIII se le conoce como el siglo de la razón o el siglo de las luces.

La fe en el progreso

La fe en el progreso humano, conseguido gracias a los avances de la ciencia, que debe conducir a la felicidad para todas las personas.

La crítica al antiguo régimen

La crítica al antiguo régimen, por considerarlo un obstáculo para alcanzar el progreso y la felicidad humanas. Así los ilustrados criticaron al absolutismo; impulsaron todas las actividades económicas; criticaron a los grupos sociales privilegiados; condenaron la intolerancia religiosa, proponiendo normas morales basadas en la razón, promoviendo el desarrollo de la ciencia, la educación y la cultura al margen de la influencia religiosa.

La difusión del pensamiento ilustrado

La Ilustración alcanzó su mayor fuerza en Francia, donde destacaron importantes teóricos como Montesquieu, Rousseau y Voltaire. Las ideas ilustradas se extendieron a través de salones, nuevos medios de comunicación y la enciclopedia.

En el siglo XVIII algunos ilustrados criticaron al absolutismo

En el siglo XVIII algunos ilustrados criticaron al absolutismo. Voltaire propuso limitar el poder del rey, Montesquieu defendió la separación de poderes legislativo, ejecutivo y judicial y criticó su concentración en el rey y Rousseau afirmó que la soberanía o poder reside en la nación o conjunto de los ciudadanos.

En el siglo XVIII las ideas ilustradas apoyaron el nacimiento de nuevas políticas económicas

En el siglo XVIII las ideas ilustradas apoyaron el nacimiento de nuevas políticas económicas que desplazaron al mercantilismo, como la fisiocracia y el liberalismo económico. La fisiocracia, defendida por Francois Quesnay, sostuvo que la base de la riqueza de un país es la tierra (agricultura y minería), ya que permite la alimentación y proporciona artículos para la artesanía y el comercio. Además se opuso al control de la economía por el estado y defendió la libertad económica.

En el antiguo régimen el crecimiento de la población era escaso

En el antiguo régimen el crecimiento de la población era escaso, la natalidad elevada, y la mortalidad era alta. El crecimiento podía ser hasta negativo en momentos de muerte por guerras o hambre. En el siglo XVIII, la población creció de 130 a 190 millones de personas. La causa fue un descenso de mortalidad debido a la mejora de alimentación, ausencia de grandes epidemias y disminución del número de guerras.

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