Immanuel Kant: Fundamentos de la Razón Pura y la Ética del Deber

Clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 5,23 KB

La Filosofía Crítica de Kant: Sensibilidad y Razón

La Sensibilidad y las Formas a Priori

En esta sección de la Crítica de la Razón Pura, Immanuel Kant identifica los elementos a priori de la sensibilidad, entendida como la facultad que nos permite tener sensaciones. Las formas a priori de la sensibilidad son el espacio y el tiempo, porque todas nuestras representaciones sensibles están sujetas a ellos; es decir, se producen en un marco espaciotemporal. Es imposible tener ninguna sensación si no es espaciotemporalmente. El espacio y el tiempo no son impresiones sensibles concretas o sensaciones, sino el modo como percibimos todas las sensaciones: las percibimos en el espacio y en el tiempo. El espacio y el tiempo, por tanto, no provienen de la experiencia, sino que son estructuras que, de alguna manera, el sujeto humano impone, pero que no existen más allá de él. Es decir, el espacio y el tiempo no son ya entidades objetivas e independientes del sujeto, sino modos y funciones propias de este.

La Razón, el Entendimiento y los Límites del Conocimiento

En otra sección de la Crítica, Kant estudia la razón. Se propone mostrar cómo la razón elabora argumentos aparentemente correctos, pero ilegítimos. El entendimiento es la facultad que nos permite elaborar juicios; la razón, por su parte, es la facultad de conocimiento que nos permite:

  • Hacer deducciones y conclusiones a partir de premisas.
  • Encontrar juicios cada vez más generales.
  • Formular leyes e hipótesis que abarquen y expliquen un mayor número de fenómenos.

Mientras esta búsqueda se mantenga dentro de los límites de la experiencia, esta tendencia hacia una mayor generalización es eficaz y amplía nuestro conocimiento. El problema surge cuando esta tendencia nos lleva a traspasar las barreras de la experiencia.

Las Ideas de la Razón y la Imposibilidad de la Metafísica como Ciencia

Así, todos los fenómenos físicos pretenden ser explicados por medio de teorías metafísicas acerca del mundo; los fenómenos psíquicos por medio de teorías metafísicas acerca del alma; y, tanto los fenómenos físicos como los fenómenos psíquicos se intentan explicar y unificar por medio de teorías metafísicas acerca de una causa suprema: Dios.

Dios, el alma y el mundo son tres «ideas de la razón». Se trata de ideas que poseen un uso regulativo, ya que dirigen el uso de la razón hacia la aspiración de explicar de manera cada vez más profunda la realidad (como las leyes de Kepler). Nuestro conocimiento no puede ir más allá de la experiencia. Cuando la razón intenta avanzar más allá, incurre necesariamente en el error. Por tanto, la Metafísica jamás podrá convertirse en ciencia, pues pretende algo imposible: desvelar la realidad a través de puros conceptos, sin recurrir a la experiencia.

La Ética Formal Kantiana: El Imperativo Categórico

Principios de la Ética Formal

Frente a las éticas materiales, Kant propone una ética formal, vacía de contenido: no establece un bien supremo que deba ser perseguido ni reglas concretas para alcanzar tal bien supremo. La ética formal de Kant se ocupa de cómo debemos actuar, de la estructura que han de tener nuestras acciones morales, independientemente de en qué consistan. Según Kant, únicamente de esta forma puede fundarse una ética a priori, cuyos preceptos valgan categóricamente y que garantice la autonomía del individuo.

33

Las Formulaciones del Imperativo Categórico

La exigencia de obrar moralmente se concreta en un imperativo categórico. Kant propone varias formulaciones para este imperativo:

  1. Primera Formulación: La Ley Universal

    «Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal».

    Una máxima es el principio subjetivo de la acción. Por ejemplo, puedo decir: «Mi máxima es no tirar basura al suelo». Lo que propone es que aquello que me impulse a obrar me gustaría que fuera lo mismo que inspirara a todos los seres humanos (ley universal). Se trata de un imperativo formal, pues no establece qué contenido concreto ha de tener mi acción, sino que se limita a señalar la estructura que ha de poseer cualquier acción moral: si quieres que tu acción sea correcta moralmente, no tienes más que preguntarte si el deseo o la norma que la anima te gustaría que fuera el mismo que inspirara a todos los seres humanos. También tiene carácter autónomo, categórico y a priori.

  2. Segunda Formulación: La Humanidad como Fin en Sí Misma

    «Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca meramente como un medio».

    Igualmente, esta formulación demuestra su índole formal, autónoma y a priori, además de categórica.

Entradas relacionadas: