Impacto de la Industrialización en el Comercio Exterior Británico y la Banca

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Consecuencias de la Industrialización para el Comercio Exterior: Triunfo de las Políticas Librecambistas

A partir de 1820, las exportaciones británicas cobran un papel cada vez más importante en su economía, gracias a sus técnicas más adelantadas. Si bien el gran desarrollo del comercio exterior tendría lugar, sobre todo, a partir de 1840. El crecimiento de las exportaciones se desarrolló de forma paralela a dos fenómenos que entrañaron importantes cambios en las estructuras inglesas: el sacrificio de la agricultura inglesa y la puesta en marcha y organización de un sistema comercial y financiero que, durante más de 50 años, aseguraría el predominio de la plaza de Londres y de Inglaterra en todo el mundo.

El Sacrificio de la Agricultura Inglesa

Hubo un bloqueo continental provocado por la escuadra francesa, que impedía las comunicaciones marítimas con Gran Bretaña. Aunque este bloqueo, instigado por Napoleón, no pudo evitar el contrabando, sí entorpeció el comercio británico y los precios de los productos agrícolas aumentaron sensiblemente. Otras consecuencias de este bloqueo fueron las siguientes:

  • Los grandes propietarios se enriquecieron.
  • La revolución agraria se aceleró.
  • Se mejoraron las técnicas.
  • El pan se había encarecido, con lo que aumentó la miseria obrera.
  • Hubo manifestaciones sociales procedentes de una clase obrera naciente, recibiendo distintas respuestas.

Hubo dos opiniones encontradas:

  1. Los conservadores consideraban que los responsables de este nuevo estado de cosas eran los burgueses (en el Parlamento, junto con la Iglesia Anglicana, denunciaron la miseria obrera, abogaron por la intervención del Estado e inspiraron proyectos de ley que pretendían limitar la duración del trabajo).
  2. Las clases capitalistas nacientes argumentaban que si los obreros se hallaban en la miseria era a causa del elevado precio del trigo y, en consecuencia, los propietarios de las tierras y los aristócratas eran los auténticos explotadores de las clases trabajadoras, ya que los precios de los productos agrarios eran excesivos.

Es cuando aparece, instigado por esta nueva burguesía industrial, el denominado movimiento radical, con las siguientes características:

  • Los radicales eran demócratas inspirados por el espíritu de la Revolución Francesa.
  • Reclamaban el sufragio universal (una extensión del derecho al voto).
  • Eran partidarios de la democracia, la libertad de prensa, el "laissez faire-laissez passer", y el individualismo más contundente.
  • Se oponían a cualquier legislación que intentara regular el mercado laboral.
  • Según ellos, los responsables de la miseria eran los propietarios agrícolas, causantes del aumento de los precios de los productos que consumían los obreros.

Consolidación del Sistema Bancario

Este cambio de política fue posible gracias a que Inglaterra ya disponía de una organización comercial y bancaria sin equivalente en el mundo. En 1694 se fundó el Banco de Inglaterra y, en 1708, en recompensa de varios servicios prestados al gobierno, obtuvo el monopolio de emisión de billetes. A finales del siglo XVIII, cada ciudad importante disponía de un banco privado que tenía facultades de emisión. Los bancos pequeños no tenían apenas reservas para garantizar sus emisiones en billetes, pero confiaban en que, en caso de urgencia, obtendrían anticipos del Banco de Inglaterra, que era quien manejaba el mercado del sistema nacional de crédito. Una parte importante de sus obligaciones consistía en la custodia de la reserva de oro, misión muy delicada, sobre todo en la época de las crisis comerciales (dinero fiduciario).

Después de una crisis muy aguda por la que atravesó el Banco de Inglaterra, comenzó una disputa entre los partidarios de dos escuelas: la escuela bancaria y la escuela monetaria. Después de una larga controversia y de que el país sufriera otra crisis comercial, la escuela monetaria logró obtener una legislación inspirada en los métodos que propugnaba. La Ley Bancaria de 1844 dividió al Banco de Inglaterra en dos departamentos: uno para las transacciones de los negocios ordinarios y otro para la emisión de billetes, impidiendo que se fundaran otros bancos con capacidad de emisión y limitando la emisión de billetes de los bancos que ya existían.

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