El Impacto del Juego y la Actividad Física Recreativa en Cada Etapa de la Vida

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El Juego y las Actividades Deportivas Recreativas (ADR) a lo Largo de la Vida

El juego y las actividades deportivas recreativas (ADR) son elementos fundamentales en el desarrollo humano, adaptándose y ofreciendo beneficios específicos en cada etapa de la vida. Desde la adolescencia hasta la tercera edad, estas prácticas contribuyen al bienestar físico, mental y social, promoviendo la salud y la calidad de vida.

Juegos y ADR en la Juventud (Adolescencia)

La etapa de la juventud, que abarca desde los 16 años hasta el inicio de la edad adulta, es un periodo complejo y de transición. Durante este tiempo, los adolescentes están sujetos a diversos factores que influyen en su desarrollo y en la adquisición y mejora de sus capacidades motrices, así como en un mayor control corporal. Estos factores incluyen:

  • La presión social.
  • Variables psicológicas.
  • Variables fisiológicas.

En esta fase, se observa una intensa búsqueda de la identidad personal, que a nivel lúdico se manifiesta a través de juegos de ostentación y destreza. Estas actividades pueden ser una forma de mostrar apariencias o habilidades, a veces con el fin de desafiar o confundir al adulto. Es crucial que los juegos en esta etapa favorezcan:

  • La autoaceptación.
  • La auto-valoración.
  • La participación cognitiva en el aprendizaje.
  • La satisfacción del deseo de dominio (del entorno, técnico, etc.).
  • La aceptación por parte de los demás.
  • La mejora de la salud y la expresión personal.

Es importante destacar que en la adolescencia aumentan las diferencias en las tareas motrices entre sexos. Los chicos, a menudo reforzados socialmente, pueden presentar una mayor especialización motriz, y también se observan diferencias en la capacidad de aprendizaje entre chicos y chicas.

Juegos y ADR en la Edad Adulta

La edad adulta temprana, generalmente entre los 20 y 28 años (aunque algunos autores la sitúan desde los 18-21, coincidiendo con la conclusión del crecimiento físico), presenta una relación particular con el juego. El comportamiento lúdico del adulto puede interpretarse como una regresión hacia emociones infantiles, permitiendo que afloren conductas creadoras y una sensación de mayor libertad en contraste con las actividades diarias y las responsabilidades. En esta etapa:

  • El juego se convierte en una garantía para alcanzar el equilibrio psicológico y se entiende como una evasión o "salida" de las trabas del mundo real.
  • El adulto se da permiso para jugar, una tregua en la que se suspenden todas las necesidades y obligaciones habituales, permitiendo incluso "hacer trampas" en un sentido figurado.
  • Existe libertad para jugar y abandonar el juego cuando se desee, ya que es un lujo practicado por placer.
  • Los juegos se manifiestan de diversas maneras, no solo en deportes o juegos de mesa como el ajedrez, sino también en actividades "no confesadas" como debates políticos o dialécticos.
  • Son importantes los juegos que contengan participación cognitiva, así como aquellos que favorezcan la mejora de la calidad de vida, la composición corporal y la prevención de lesiones debidas a una vida sedentaria.

Las motivaciones para jugar en la edad adulta son variadas, incluyendo el afán de obtener ganancias, el espíritu de aventura o el deseo de tentar a la suerte. A diferencia de la práctica deportiva, el juego en el adulto tiene sentido como un permiso para el descanso y/o la distracción. Para el adulto, la actividad lúdica organizada se erige como un método ideal para fomentar la participación social del individuo.

Juegos y ADR en la Tercera Edad

El papel de las actividades físicas y recreativas en el mantenimiento de la capacidad funcional de las personas mayores es innegable y se ha demostrado como un factor clave en la esperanza de vida. La práctica regular de actividades físicas en la tercera edad mejora significativamente diversos aspectos:

  • Prevención de problemas cardiovasculares.
  • Mayor control del peso corporal.
  • Mejora de la postura y el equilibrio tensional.
  • Prevención de problemas lumbares.
  • Mejora del funcionamiento de órganos internos y procesos digestivos.
  • Estimulación de la actividad mental.
  • Aumento de la sensación de bienestar general.

Además de los beneficios físicos, es crucial el factor del desarrollo social que se fomenta con los juegos, así como el carácter recreativo y rehabilitador que se busca en muchos casos. Las actividades recomendadas para esta etapa de la vida incluyen:

  • Ejercicios dinámicos que impliquen grandes masas musculares (trotar, caminar, etc.).
  • Montar en bicicleta o nadar.
  • Utilizar el propio peso corporal para la mejora de la resistencia y la fuerza muscular.
  • Trabajo general de flexibilidad para evitar alteraciones posturales.
  • Ejercicios para trabajar el equilibrio, la coordinación y la imagen corporal.
  • Actividades dentro del agua, que son especialmente beneficiosas para personas con sobrepeso o problemas articulares.

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