Impacto y Reacciones en España ante la Revolución Francesa (1789-1808)
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El Impacto de la Revolución Francesa en España
Los sucesos de la Revolución Francesa provocaron una reacción inmediata de las autoridades españolas. Aunque los ilustrados españoles no eran partidarios de la revolución, sino de una política de reformas dentro de los márgenes del Antiguo Régimen, existía una creciente simpatía hacia las ideas revolucionarias entre grupos burgueses y colonias de comerciantes franceses, favorecidas por los Pactos de Familia. El temor a que la revolución se extendiera a España, agravado por las malas cosechas que castigaban a las clases populares, era palpable.
Primeras Medidas: Aislamiento y Censura
Estos temores se manifestaron en la reunión de las Cortes convocada para proclamar al nuevo monarca, Carlos IV. El aislamiento parecía el mejor recurso, y se cortaron las relaciones con Francia. La Inquisición recibió el encargo de vigilar a los ilustrados sospechosos y cerrar el país a la propaganda política. Se persiguieron todas las publicaciones francesas, lo que convirtió a Cádiz en un centro clandestino de librerías e imprentas.
Se prohibió la salida de España de los jóvenes que deseaban estudiar en universidades extranjeras. El miedo al contagio revolucionario creció tanto entre los miembros del gobierno que el Conde de Floridablanca llegó a prohibir la enseñanza del francés y las actividades de las Reales Sociedades de Amigos del País.
La Era de Godoy y la Guerra de la Convención
Aunque se intentó mejorar las relaciones con Francia, no se consiguieron avances significativos. Manuel Godoy asumió el cargo de Primer Secretario de Despacho y dirigió España hasta 1808. Su actitud combinaba el temor a la revolución con la promoción de reformas educativas y económicas. Considerado por muchos como un advenedizo, tras la ejecución de Luis XVI, se anularon los Pactos de Familia. España rompió sus lazos con Francia y le declaró la guerra. Era la respuesta del Antiguo Régimen español a quienes habían roto el orden tradicional.
La Guerra de la Convención (1793-1795) tuvo predicadores tanto laicos como eclesiásticos. Sin embargo, pronto llegaron los reveses debido a la pésima preparación técnica, el penoso abastecimiento y la baja moral de la tropa española. Las fuerzas de la Convención ocuparon buena parte de Cataluña y Guipúzcoa, esta última cayó fácilmente en manos francesas después de que su diputación negociara la paz. A favor de la corona jugaban la tradicional antipatía hacia los franceses y el patriotismo promovido desde los púlpitos.