El Imperativo Categórico de Kant: Máximas, Leyes y Moralidad

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El Imperativo Categórico de Kant: Fundamentos de la Moralidad

Diferencia entre Máximas y Leyes Prácticas

Máximas: Son todas aquellas reglas que rigen la conducta de un individuo, pero que son válidas solo para él mismo. Se consideran principios subjetivos de la acción.

Leyes Prácticas: Son principios objetivos de la acción, o imperativos. Representan «un deber ser que expresa la obligación objetiva de la acción». Los imperativos mandan a obrar porque indican lo que toda persona racional debe hacer.

Si bien el ser humano es racional, la razón no es el único motor que determina la voluntad. Ésta también puede ser influenciada por inclinaciones, deseos y necesidades. Dado que el hombre no siempre desea lo que debe hacer, es necesario que se guíe por los imperativos que le dicta la razón.

Imperativos Hipotéticos

Estos imperativos determinan la voluntad en función de un fin deseado específico. Son, en esencia, preceptos de habilidad.

Ejemplo: «Se debe trabajar y ahorrar en la juventud para no morir de hambre en la vejez». Este precepto, aunque surge de la razón, no se puede exigir por igual a todos los seres humanos, ya que está condicionado a la capacidad y a las condiciones particulares de cada sujeto.

Imperativos Categóricos

Los imperativos categóricos mandan a obrar de un modo necesario a todos los seres humanos por igual, sin importar sus condiciones subjetivas y de manera constante, independientemente de cualquier circunstancia. Por esta razón, solo estos últimos constituyen verdaderas leyes prácticas.

Kant afirma que la ley moral es «un imperativo que ordena categóricamente porque la ley es absoluta; la relación de la voluntad con esta ley es de dependencia, con el nombre de obligatoriedad, que significa una imposición [...] para una acción que se llama deber».

La formulación principal del imperativo categórico es:

«Obra de tal manera que quieras que la máxima de tu voluntad se convierta en ley universal.»

Esta ley no prescribe acciones concretas (hacer esto o aquello), sino que establece la forma pura de la legalidad. En términos sencillos: lo que es válido para una persona debe ser válido para todos en la misma situación.

Éste es el imperativo categórico: la única ley moral, el principio absoluto y el fundamento de la moralidad, ya que es un principio objetivo y universal. La acción realizada por respeto a la ley constituye el deber, y cumplir con éste es la condición de una voluntad buena en sí misma.

Ante la pregunta «¿Qué debo hacer?», la respuesta kantiana es: Debo actuar de modo que mi máxima (el principio subjetivo que orienta mi acción) pueda valer como ley universal para todo ser racional.

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