Imperio Bizantino: Historia, Arte y Legado Cultural desde Constantinopla
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Historia y Evolución del Imperio Bizantino y su Arte
Orígenes y Desarrollo Histórico del Imperio Bizantino
Durante el siglo IV, los emperadores romanos se vieron obligados a dividir el Imperio, dando origen al Imperio Romano de Oriente y al de Occidente. El Imperio Bizantino tuvo su origen en la fundación de la ciudad de Constantinopla en el año 324 bajo el mandato de Constantino I el Grande. Tras la muerte del emperador Teodosio, esta ciudad se convirtió en la capital del Imperio Romano de Oriente.
A lo largo del siglo V, Constantinopla se convirtió en la única heredera de la dignidad imperial romana. En el siglo VI, bajo el reinado de Justiniano, Bizancio alcanzó su máximo esplendor, convirtiéndose en una metrópoli con gran peso político, económico, militar, religioso y cultural.
El Período Iconoclasta y su Impacto
En los siglos VIII y IX, la creciente veneración de las reliquias e imágenes sacras suscitó la llegada de un período opuesto: el iconoclasta. Sus raíces ideológicas, ancladas en el pensamiento oriental cristiano, provocaron la destrucción de las imágenes.
Florecimiento Cultural y Decadencia Final
Después de esta etapa, la civilización bizantina alcanzó un nuevo florecimiento cultural. Sin embargo, la decadencia de los siglos XIV y XV finalizó con la toma de Constantinopla en 1453 a manos de los turcos otomanos, quienes se habían convertido al Islam.
Localización Geográfica y Expansión del Arte Bizantino
El principal escenario donde se desarrolló el arte bizantino fue la parte oriental del Imperio Romano, incluyendo el llamado exarcado de Rávena en Italia a partir del siglo X. También se extendió a Rusia, básicamente al principado de Kiev, además de otros países eslavos.
Etapas Clave del Arte Bizantino (Casi 1000 Años de Historia)
El arte bizantino abarcó un período cronológico de casi 1000 años, distinguiéndose 3 etapas principales:
El Siglo de Oro de la cultura y el arte bizantino (siglos V-VII): Coincidiendo con el reinado de Justiniano, esta etapa marcó un florecimiento artístico sin precedentes.
El Período Iconoclasta: Durante este tiempo, se prohibió exhibir y reproducir imágenes religiosas, y se destruyeron las existentes, generando un profundo impacto en la producción artística.
El Período Post-Iconoclasta: En esta fase, tuvo lugar el Cisma de Oriente, que supuso la separación entre la Iglesia Romana de Occidente y las Iglesias Ortodoxas de Oriente, una división que dio origen a la aparición de la Iglesia Ortodoxa Oriental. En este período destacan dos etapas importantes:
La Dinastía Macedónica (también llamada Segunda Edad de Oro): Las artes pictóricas, tanto mosaicos como iconos, tuvieron una presencia muy importante en el arte bizantino de esta época.
La Dinastía de los Paleólogos: Esta dinastía marcó el renacimiento cultural de Bizancio y la expansión de su arte a los pueblos eslavos, dejando un legado duradero.