Impresionismo: La Revolución de la Luz y el Color en el Arte Moderno
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El Impresionismo: El Amanecer del Arte Contemporáneo
La aparición de la fotografía a finales del siglo XIX cambió radicalmente la concepción de la pintura. Había surgido una técnica capaz de captar la realidad fielmente, aunque le faltara el color. Por ello, las nuevas técnicas pictóricas del estilo Impresionista abandonaron la imitación detallista de la realidad. La pintura empezó a buscar otros rumbos, de forma que el Impresionismo se convirtió en el punto de partida de todas las vanguardias artísticas posteriores y, en consecuencia, en el inicio del arte contemporáneo.
Características Fundamentales del Impresionismo a Través de Claude Monet
El estilo de Claude Monet, figura central del movimiento, refleja plenamente los principales rasgos del Impresionismo. Los más destacados son:
La Influencia de la Teoría del Color en la Pintura Impresionista
Los impresionistas tuvieron muy en cuenta las teorías físicas sobre los colores. Existen tres colores primarios (amarillo, rojo y azul) y tres complementarios (violeta, verde y naranja). Dos primarios mezclados dan un complementario. En lugar de mezclar los pigmentos en la paleta o en el pincel para crear los colores, los impresionistas quisieron que fuera el ojo del observador el que los fundiera. Toques próximos de colores primarios se mezclaban en la retina del espectador cuando este tomaba una cierta distancia para contemplar los cuadros.
La Plasmación de la Luz como Eje Central de la Obra Impresionista
La plasmación de la luz es igualmente un aspecto muy destacado. Los objetos solo se ven en la medida en que la luz incide sobre ellos y cambian minuto a minuto con la luz. Si bien Isaac Newton descompuso la luz en los siete colores que forman el arcoíris, los pintores impresionistas, por otra parte, llevaron a cabo el proceso inverso: transformar los colores en luz. Estudiaron el color como una modalidad de la luz y la pintura como un tejido de tonalidades luminosas.
Exploración de Efectos Lumínicos y Series Temáticas
Un mismo tema era pintado repetidas veces, pero con diferentes luces (como hizo Monet con la fachada de la catedral de Ruan; pintada al amanecer, con luz de mediodía, al atardecer…). También les interesó el efecto luminoso que producen determinados fenómenos atmosféricos como la niebla o incluso el efecto del vapor de los trenes, puesto que tanto lo uno como lo otro creaba ambientes difusos, poco nítidos, en los que la luz podía adquirir matices diversos.