Infecciones Cutáneas: Abscesos, Forúnculos, Ántrax y Celulitis

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Absceso

Un absceso puede originarse en cualquier órgano o tejido. Los abscesos que se presentan en la piel se originan en la dermis, el tejido adiposo subcutáneo, el tejido muscular o diversas estructuras más profundas. Al principio, se forma un nódulo eritematoso hipersensible. Con el tiempo (días a semanas), se acumula pus en un espacio central. Un absceso bien formado se caracteriza por la fluctuación de la porción central de la lesión. Se forma en lugares con traumatismo. El quiste roto por inclusión en la espalda suele presentarse como un absceso doloroso. Cuando se origina en una foliculitis por S. aureus, puede ser solitario o múltiple.

Forúnculo

Nódulo hipersensible y firme, de hasta 1 a 2 cm de diámetro. En muchos individuos, los forúnculos se presentan en el contexto de una foliculitis estafilocócica. El nódulo se vuelve fluctuante, con formación de absceso con pústula central. El nódulo con cavitación se mantiene después de drenar el absceso. Una zona variable de celulitis puede rodear al forúnculo.

Distribución

Cualquier región que contenga vello corporal: zona de la barba, nuca y porción occipital de la piel cabelluda, axilas y nalgas. Pueden ser solitarios o múltiples.

Ántrax

La evolución es similar a la del forúnculo. Consta de varios a múltiples forúnculos adyacentes que se vuelven confluentes. Se caracteriza por múltiples abscesos dérmicos y subcutáneos loculados, pústulas superficiales, tapones necróticos y orificios parecidos a cedazo que drenan pus.

Evolución y Tratamiento

Evolución

Casi todos los abscesos se resuelven con tratamiento eficaz. Si se retrasa el diagnóstico y el tratamiento, la furunculosis puede complicarse con infección de tejidos blandos, bacteriemia y diseminación hematógena en vísceras. Algunos individuos son susceptibles a la furunculosis recidivante, sobre todo los diabéticos.

Tratamiento

El tratamiento de un absceso, forúnculo o ántrax consiste en incisión y drenaje más antibioticoterapia sistémica.

Celulitis

Infección aguda diseminada de los tejidos dérmicos y subcutáneos. Se caracteriza por una zona eritematosa, caliente e hipersensible de la piel. La vía de entrada de la infección suele ser evidente. El microorganismo patógeno más frecuente es S. aureus.

La erisipela es una variante de celulitis que afecta a los linfáticos cutáneos y suele deberse a estreptococos hemolíticos β.

Epidemiología y Etiología: Causas

Adultos: S. aureus y GAS. Con menos frecuencia, estreptococo hemolítico β: grupos B, C o G, Erysipelothrix rhusiopathiae (erisipeloide); P. aeruginosa, Pasteurella multocida, Vibrio vulnificus; Mycobacterium fortuitum complejo.

Niños: Neumococos, Neisseria meningitidis del grupo B (periorbitario). Las infecciones por Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) son mucho menos frecuentes debido a la inmunización contra Hib.

Puerta de Infección

Los microorganismos patógenos logran entrar a través de cualquier solución de continuidad de la piel o la mucosa. La tiña del pie y las úlceras de la pierna y los pies son puertas de entrada frecuentes. Las infecciones se presentan tras la bacteriemia/septicemia y la infección con diseminación cutánea.

Después de entrar, la infección se disemina a los espacios de los tejidos y planos de separación, pues las hialuronidasas degradan las sustancias fundamentales que contienen polisacáridos, las fibrinolisinas digieren las barreras de fibrina y las lecitinasas destruyen las membranas celulares. Suele ser necesaria la desvitalización del tejido local para que sea posible la infección importante por bacterias anaerobias.

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