Influencia de las Lenguas Africanas y Europeas en el Español Americano

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Lenguas Africanas

El contacto del español con las lenguas africanas se remonta al comercio de esclavos y al conocimiento de los navegantes españoles del área atlántica del África ecuatorial. Durante cuatro siglos, se transportaron esclavos a América. Los primeros 200 años, se destinaron a las minas de Bolivia, Perú, Colombia, Honduras y México. Entre 1521 y 1713, se trasladaron 700 mil esclavos. De 1714 a 1807, llegó un cuarto de millón, la mitad a Cuba. La ley que abolió la esclavitud se hizo efectiva en 1886. La influencia africana en el español fue poco significativa debido a la diversidad de lenguas de los esclavos y la falta de una lengua general. Sin embargo, se desarrolló un español africanizado con representaciones literarias, que sobrevivió en el habla bozal de Cuba hasta mediados del siglo XX. Bozal se refiere a quien habla mal una lengua por no haberla adquirido bien, o a la lengua derivada de esta forma de hablar. Humberto López Morales niega la existencia de un supuesto criollo antillano, argumentando que se trata de procesos individuales de castellanización con rasgos coincidentes, ya que no se ha descubierto un código lingüístico uniforme. Se observan fenómenos polimórficos en los hablantes. Enguita Ultrilla y Navarro Gala afirman que ninguna de las innovaciones en el español americano se debe a la africanización, ya que sus rasgos característicos preexistían. Sin embargo, reconocen que la presencia africana contribuyó a la consolidación de rasgos como la reducción consonántica, las nasalizaciones vocálicas, el trueque de -l y -r, y la supresión de -s implosiva.

Lenguas Europeas

Desde el siglo XIX, las lenguas de inmigrantes europeos influyeron en el español americano, concentrándose principalmente en Argentina. Entre 1830 y 1932, Argentina ocupó el segundo puesto mundial en recepción de inmigrantes, después de Estados Unidos. Italiano, alemán, yiddish, francés e inglés se asentaron en Buenos Aires y el litoral, asimilándose al español. La influencia italiana fue notable, representando más del 60% en Buenos Aires. Francisco Moreno Fernández destaca la importancia de diferentes ciudades en la evolución del español: Sevilla en el siglo XVII, México en el siglo XVIII, Cuba en el siglo XIX y Buenos Aires en el siglo XX.

Italiano

Surgieron variedades híbridas italiano-español, como el cocoliche. Fontanella lo describe como un 'continuo lingüístico, cuyos polos son el español bonaerense y el italiano'. La variación es compleja debido a la diversidad de dialectos italianos. Existe discrepancia entre los lingüistas: algunos lo clasifican entre pidgins y criollos, otros hablan de un continuum pidgin, otros de un proceso de hibridación secundario, y otros prefieren el término interlengua. Es importante distinguir entre el cocoliche recreado para obras literarias, usado para burlarse de los inmigrantes, y la modalidad de transición hablada por los italianos. Muchas voces del cocoliche pasaron al lunfardo: laburar, fiaca, gamba, cuore, yira.

Otras Influencias Europeas

Otros inmigrantes llegaron a Argentina, como los galeses entre 1865 y 1914, asentándose en la Patagonia. El galés fue desapareciendo. En la segunda mitad del siglo XIX, se estableció una colonia de alemanes del Volga en varias provincias alrededor de Buenos Aires. El alemán se conserva menos entre los jóvenes, pero no desaparece. Se observan construcciones como: "Juan hoy tiene cumpleaños".

Portugués

Existen paralelismos en la historia del español y del portugués en América. Ambas lenguas se implantaron de norte a sur y tuvieron contacto con lenguas indígenas y africanas. España y Portugal disputaron las fronteras americanas, continuando estas disputas entre los estados independientes. Sin embargo, las poblaciones fronterizas mantuvieron relaciones fluidas. La división Uruguay-Brasil propició el contacto y la aparición del fronterizo o portuñol. Ángel López lo define como 'dialecto poroso'. En el siglo XIX, el portugués era dominante en diversos núcleos uruguayos contiguos a Rio Grande du Sul, debido a la presencia de colonos portugueses. La consolidación del estado uruguayo y la educación generalizaron el español, pero se produjeron situaciones intermedias. Para López, es un dialecto con rasgos gramaticales, básicamente portugués influido por el español, que merece el nombre de portuñol, aunque a veces este término se refiere a la L2 de brasileños que aprenden español. En Rivera y Livramento, Rio Blanco y Jaguaro, algunos hablantes dominan ambas lenguas.

Rasgos del Portuñol

  • Fónicos: abertura de las vocales medias, nasalización de /a/, realización oclusiva de /b/ y /d/ (aproximantes en español), pronunciación labiodental de /v/, realización sin debilitamiento de /-s/.
  • Morfosintaxis: verbo gustar siguiendo el modelo portugués (experimentador en nominativo: eu gosto de); elisión menos frecuente del pronombre personal en función de sujeto; referencia a no humanos en 3ra persona; construcción dar+para; construcción decir+para (falar para en portugués); uso de la partícula discursiva ¿no es? (nâo é? en portugués).
  • Léxico: gomo, caprichoso, cuchilar; influencias del español en el ámbito lusohablante: ausencia de cierre de /-o/ átona, cierre de /-o/ tónica, falta de patalización de /t/.

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