Influencia del Vitalismo de Nietzsche y la Fenomenología en Ortega y Gasset: Razón Vital y Existencialismo
Enviado por Pedro MAnuel Quintana Morente y clasificado en Filosofía y ética
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Influencias Filosóficas en el Pensamiento de Ortega y Gasset
El pensamiento de José Ortega y Gasset se nutrió de diversas corrientes filosóficas, siendo cruciales el vitalismo de Nietzsche y la fenomenología de Husserl. De Nietzsche, Ortega adopta la concepción perspectivista de la verdad y la valoración de los impulsos vitales. De Husserl, hereda la búsqueda de un fundamento sólido para la filosofía mediante una reflexión autónoma. Sin embargo, mientras que para la fenomenología la realidad fundamental es la conciencia, para Ortega lo será la vida.
El Contexto Existencialista
Los existencialismos de Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre, contemporáneos de Ortega, conforman su contexto filosófico más inmediato. La descripción orteguiana de las categorías de la vida se asemeja al análisis existencial de Heidegger. Ortega comparte con Sartre la idea de que el ser humano carece de una naturaleza predefinida y que debe constantemente elegir su propio camino. No obstante, el pensador español se distancia del nihilismo y la angustia existencial característicos de estos autores.
La Importancia del Historicismo
La influencia del historicismo de Wilhelm Dilthey fue determinante en el concepto orteguiano de razón vital e histórica: el ser humano es incomprensible fuera de su contexto vital e histórico.
La Crítica al Vitalismo de Nietzsche y el Raciovitalismo
La Perspectiva Antropológica
Nietzsche concebía la vida humana como esencialmente inconsciencia e instinto, proponiendo que el ser humano debía tener la valentía de seguir sus impulsos. Los únicos valores a cultivar, según Nietzsche, eran los vitales (vitalismo). Consideraba que la búsqueda de valores absolutos (Verdad, Bien, Belleza) era una ilusión del racionalismo y el cristianismo, que negaban los rasgos propios de la vida y condenaban al ser humano a una existencia antivital. La filosofía occidental, según Nietzsche, había definido al hombre por lo que no es: intelecto, razón, pureza, quietud, contemplación de lo trascendente.
Ortega critica este vitalismo extremo, argumentando que el ser humano no puede prescindir de la cultura: del deseo de conocer la verdad, actuar correctamente y contemplar la belleza. Ortega define al hombre como un “devorador de verdades”: se alimenta de verdades porque necesita saber a qué atenerse. Sin verdad no hay ser humano, pero esa verdad solo es accesible y útil desde y para un ser humano que es razón vital (raciovitalismo).