Ingres y Goya: Biografía, Obra y Contexto Artístico del Neoclasicismo al Romanticismo

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Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867): Maestro del Dibujo y la Contradicción

Jean-Auguste-Dominique Ingres, figura clave del arte francés del siglo XIX, no puede ser encasillado estrictamente como neoclásico ni académico. Fue, ante todo, un ferviente defensor del dibujo, la línea y la forma. Sin embargo, su obra trasciende estas etiquetas, revelándose a la vez clásica, romántica y realista.

Aunque su técnica se ancla en la tradición clásica, Ingres se erige como un exponente del romanticismo en la elección de sus temas, el trazo a menudo abstracto y el uso de tintas planas de intenso colorido. Además, su producción es un claro ejemplo del orientalismo, con numerosos cuadros, especialmente sus célebres desnudos femeninos, imbuidos de un sentido irreal y exótico del Oriente.

Contemporáneos de Ingres: Otros Pintores Franceses

  • Antoine-Jean Gros
  • François Gérard

Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828): El Genio Español

Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) es una de las figuras más influyentes y complejas de la historia del arte español y universal. Su obra abarca desde el rococó hasta el romanticismo, anticipando incluso movimientos posteriores.

Años de Formación y Primeros Pasos (1746–1774)

Francisco de Goya y Lucientes nació en 1746 en el seno de una familia de mediana posición social en Zaragoza, aunque ese mismo año se habían trasladado al pueblo de Fuendetodos. Su padre, un artesano de cierto prestigio y maestro dorador, sin duda influyó en la temprana formación artística de Francisco.

Hacia 1759, Goya ingresó en la Academia de Dibujo de Zaragoza, bajo la dirección de José Luzán, donde su aprendizaje se prolongaría hasta 1763.

Uno de sus primeros encargos significativos fue para la Iglesia de San Juan el Real de Calatayud, en Zaragoza. Para las cuatro pechinas que sostienen la cúpula del crucero, Goya pintó, no al fresco sino al óleo sobre lienzo (recortado y adaptado a la forma triangular curva del elemento arquitectónico), cuatro retratos de los Padres de la Iglesia: San Agustín y San Ambrosio (obispos), San Jerónimo (cardenal) y San Gregorio (papa). Goya realizó estas obras a la temprana edad de 20 años, en 1766, tras su formación en la Academia de Dibujo de Zaragoza y antes de emprender su viaje a Italia.

A pesar de su talento, Goya no tuvo suerte en los concursos iniciales. En 1763, no obtuvo premio en el concurso de pintura de tercera categoría convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tres años más tarde, en la convocatoria de primera clase, volvió a intentarlo con la esperanza de conseguir una beca para formarse en Roma, pero de nuevo sin éxito.

Esta serie de decepciones pudo haber motivado su acercamiento al pintor Francisco Bayeu, cuya familia estaba emparentada con los Goya. Bayeu había sido llamado a Madrid en 1763 por Anton Raphael Mengs para colaborar en la decoración del Palacio Real. Es muy probable que Goya se trasladara a la capital de España por estas fechas en busca de protección y un nuevo maestro, como lo demuestra el hecho de que en 1770 se presentara en Italia como discípulo de Francisco Bayeu.

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