La Inmigración en España: Tendencias y Consecuencias

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Movilidad Espacial de la Población


La inmigración actual.-

Desde mediados de los 90 la tendencia histórica se ha invertido: España se ha convertido en un país receptor de inmigrantes, alcanzando proporciones típicas de países como Estados Unidos o Alemania.

- En la actualidad viven en España unos 5 millones de inmigrantes (casi el 10% de toda la población), de los que quizá una cuarta o quinta parte es ilegal. Esta llegada se ha debido a las penosas condiciones de los países de origen, al descenso de la natalidad en España, y sobre todo al enorme crecimiento económico desde mediados de los 90 a consecuencia de las políticas económicas neoliberales, a la entrada de España en el euro y al auge de la construcción. A eso hay que añadir la “permisividad” de las leyes españolas con los inmigrantes.

- Su procedencia es variada. Predominan, por este orden, los europeos del Este (Rumanía, Hungría, Ucrania...), los sudamericanos (ecuatorianos, colombianos), los africanos (Marroquíes y del África Negra) y asiáticos (chinos, filipinos): 2/3 del total son rumanos, marroquíes y ecuatorianos. Sus destinos las zonas económicamente más dinámicas, pero también amplias zonas rurales donde se requiere abundante mano de obra. La inmigración está regulada por la ley de extranjería, que se ha endurecido ante los ilegales, aunque en la primera legislatura de Zapatero se abrió un período de regularización que produjo un indeseado “efecto llamada”. Un caso curioso es el de inmigrantes ancianos procedentes de países ricos de Europa (muchos ingleses, también alemanes, franceses, belgas y holandeses) que vienen a pasar sus últimos años a lujosas urbanizaciones de la costa, en las que han adquirido viviendas a muy bajo precio (en relación a su nivel salarial).

- Las consecuencias son: a nivel demográfico, rejuvenecen la población, ya que no controlan tanto su natalidad, y suelen recurrir con frecuencia a la reagrupación familiar para traer a sus hijos. A nivel económico, son necesarios para ocupar puestos de trabajos que los españoles no quieren por su penosidad y bajos salarios, (servicio doméstico, limpieza, cuidado de ancianos, trabajos agrícolas…). Además, sin su aportación el sistema de pensiones y seguridad social sería insostenible debido a la baja natalidad española (serían necesarios 12 millones de inmigrantes en los próximos 50 años para garantizarlo). A nivel social produce miedo la idea (equivocada) de que quitan el trabajo a los españoles. Además, al pertenecer a culturas y etnias distintas se extiende, junto a una innegable riqueza cultural, la idea de “invasión”, lo cual también provoca rechazo, a lo que se añaden costumbres que puede llegar a ser delictivas (maltrato, machismo, ablación genital femenina, tabúes sanitarios y acerca de la vestimenta…). Por último, las malas condiciones de vida en las que viven algunos inmigrantes ilegales les llevan a convertirse en delincuentes (drogas, prostitución, mafias...), produciendo actitudes xenófobas y racistas.

- Para terminar hemos de decir que la llegada de la crisis económica ha estancado (o incluso disminuido levemente) el número de inmigrantes, que sin embargo sigue siendo elevado, tal como hemos visto. La novedad es que el saldo migratorio desde 2010 es negativo para España. Pero es una emigración diferente a todas las anteriores: se trata de trabajadores altamente cualificados que buscan y encuentran trabajo en países de todo el mundo.

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