Innovación Barroca: Arquitectura de Borromini y Decoración del Gesù

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La Arquitectura Barroca de Borromini: Innovación y Dinamismo

Características Estructurales y Formales

La cornisa superior es mixtilínea, formando un tambor de cuatro lados convexos en planta de cruz griega. En estos lados se han dispuesto las pilastras, contribuyendo a la complejidad mixtilínea de la cornisa. La estructura adopta una forma apiramidada y escalonada. Los contrafuertes, diseñados como aletónes cóncavos, recogen los empujes de la linterna y coinciden en altura con las pilastras, uniéndose a ellas.

Hacia la linterna, en los tramos rectos, se disponen tres pilastras superpuestas que confieren mayor dinamismo y enlazan con los contrafuertes, los cuales, a su vez, conducen a las columnas del templete interior de la linterna. La cornisa presenta formas cóncavas y convexas, coincidiendo la cóncava con el muro que abre la ventana, y la convexa con las columnas pareadas que sostienen el entablamento. Se alternan tramos cóncavos con tramos rectos y convexos, lo que confiere a la cornisa un perfil mixtilíneo. Esta iglesia mantiene la tribuna.

La Linterna: Simbolismo y Diseño

La linterna alberga un primer templete, un recurso muy habitual en Borromini, y esta superposición de elementos se repite en las linternas de los campanarios. La linterna evoca la forma de los zigurats mesopotámicos, ya que está profusamente decorada y culmina en una torre helicoidal. El globo terráqueo se erige como protagonista, simbolizando la expansión de la sabiduría por el mundo, y aparece adornado por la luz de los candelabros dispuestos en la base de la torre helicoidal.

El Interior: Geometría y Espacialidad

El interior presenta una planta aparentemente sencilla, basada en la superposición invertida de dos triángulos equiláteros, creando una estrella de seis puntas. A partir de este dibujo base, Borromini complejiza todo el espacio interior, de carácter marcadamente geométrico, generando formas que le permiten trazar toda la arquitectura. Se genera un círculo en el punto de cruce de los dos triángulos, donde se asientan los pilares mayores que sostienen toda la construcción.

El interior es de dimensiones reducidas y predominantemente blanco, una característica recurrente en su obra, con pilastras sencillas acantonadas y capiteles de diseño sobrio. Se acentúa la verticalidad, y el entablamento permite apreciar la compleja forma del suelo, con su juego de entrantes y salientes. Las pilastras se prolongan en los nervios de la bóveda, de clara tradición gótica, los cuales conducen a la linterna. El espacio entre las dos pilastras es cóncavo y está decorado con hornacinas y placas geométricas.

La decoración fue patrocinada por el Papa Chigi, como se evidencia en sus escudos colocados en la bóveda. Borromini parte de un triángulo y un círculo para desarrollar toda la construcción radial.

La Decoración de la Chiesa del Gesù: Fusión de Artes en el Barroco Romano

Contexto y Artífices

La Iglesia del Gesù, obra de Jacopo Vignola, Giovanni Tristano y Giacomo della Porta, presenta una nave con púlpito, tribuna y una articulación mediante pilastras. Antonio Raggi contribuyó significativamente con la decoración en estuco. El entablamento, adornado con festones, ya muestra los primeros relieves estucados. Los arcos de medio punto generan la bóveda de cañón con lunetos.

La Bóveda de la Nave: Fusión de Artes

En la bóveda, los ángeles se mezclan con las nubes celestiales que descienden hasta las ventanas, de manera que la pintura sobrepasa la definición del marco. A diferencia de Pietro da Cortona, quien aún limitaba las escenas, aquí no hay un límite claro; la bóveda se convierte en una pintura que inunda la arquitectura, fusionándose con las figuras en estuco. La bóveda, que ocupa todo el techo, fusiona magistralmente pintura y escultura. Inicialmente, se crea un marco que simula la apertura de la bóveda, pero una vez 'abierto' el espacio, la composición se desborda.

La Adoración del Nombre de Jesús de Gaulli

El tema central de la bóveda es la Adoración del Nombre de Jesús (1674-1679), una obra cumbre de Giovanni Battista Gaulli. Gaulli es el artífice de esta unificación de escultura, pintura y arquitectura, donde las figuras adquieren una existencia colectiva. Al entrar, la mirada se dirige inmediatamente hacia la luz divina que emana del nombre de Jesús. Esta zona, la más alejada del espectador, representa el aspecto más milagroso de la obra. Dentro de este cúmulo de figuras, se organiza una composición circular de nubes, cuyo centro coincide con el punto de fuga.

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