Integración Laboral y Desigualdad de Género: Análisis de Discapacidad y Construcción Social
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Discapacidad e Inclusión Laboral
Las personas con discapacidad son un colectivo que tradicionalmente ha sido objeto de políticas de empleo dirigidas a su integración laboral. La norma más importante en este ámbito es el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, cuyo Capítulo VI está dedicado al trabajo de las personas con discapacidad.
Se define a las personas con discapacidad como aquellas que presentan deficiencias físicas, intelectuales o sensoriales, previamente permanentes, que al interactuar con diversas barreras pueden impedir su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás.
Tendrán la consideración de personas con discapacidad las que tengan reconocido un grado igual o superior al 33%, determinado de acuerdo con los baremos legales. Igualmente, se consideran personas con discapacidad a todos los efectos los pensionistas de la Seguridad Social que tengan reconocida una pensión de incapacidad permanente en grado de total, absoluta y gran invalidez, y los pensionistas de clases pasivas que tengan reconocida pensión de jubilación o retiro por incapacidad permanente.
El concepto de ajustes razonables fue introducido con la transposición de la Directiva 2000/78/CE. Los empresarios están obligados a adoptar las medidas adecuadas para la adaptación del puesto de trabajo y la accesibilidad de la empresa, en función de las necesidades de cada situación concreta.
Sexo y Género: Una Perspectiva Social
Cuando se emplea el término “sexo”, se hace referencia a las diferencias biológicas entre machos y hembras, que permanecen en el tiempo a pesar de la cultura y son universales. En cambio, el término “género” se refiere a las diferencias de carácter social entre hombres y mujeres, que encuadran aptitudes y actitudes diferentes para cada uno. Estas diferencias son atribuidas en función del sexo biológico, creando así graves desigualdades entre hombres y mujeres, que además varían según la sociedad.
La concepción de los términos masculino y femenino no son hechos naturales o biológicos, sino construcciones culturales, consecuencia de la desigualdad existente entre hombres y mujeres. Por tanto, no son resultados naturales. Debemos activar una transformación social para que en el futuro exista una sociedad más igualitaria.