La Interdependencia de la Naturaleza Humana y la Cultura: Un Enfoque Psicosocial
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La Naturaleza Humana y la Necesidad de la Cultura
La cultura es algo necesario para la supervivencia del ser humano. La necesidad de cultura viene impuesta por las carencias propias de nuestra naturaleza. La herencia biológica es escasa en el ser humano; nuestra estructura biológica y psíquica nos ha dotado de ciertas necesidades y de algunas disposiciones constitutivas. Sin embargo, en el ámbito del comportamiento, muy poco pertenece al orden natural, a lo genéticamente fijado.
El ser humano al nacer cuenta con un repertorio muy escaso de reacciones en forma de reflejos: respiración, succión, defecación y poco más. Pero los reflejos son reacciones elementales que no alcanzan ni siquiera a ser conductas. El ser humano carece de instintos.
Los instintos son conductas fijas, idénticas para todos los individuos de una especie, heredadas biológicamente y, por tanto, no aprendidas, mediante las cuales los animales están genéticamente programados para satisfacer sus necesidades. La constitución de la especie humana trajo consigo una regresión de los instintos hasta su desaparición. Por eso, el hombre necesita inventar y aprender para satisfacer sus necesidades: la falta de instintos es suplida por la cultura.
La Naturaleza Humana y la Capacidad para la Cultura
En la especie humana, la regresión de instintos se acompañó de una progresión de las aptitudes y capacidades. Así como la carencia de instintos hace que la cultura sea necesaria, también el desarrollo paralelo de aptitudes y capacidades hace que la cultura sea posible.
Entre las características biológicas que capacitan al ser humano para la cultura, merece destacarse la inmadurez de los individuos humanos al nacer y la lentitud con que alcanzan su maduración una vez nacidos. Biológicamente inmaduro, el individuo humano continúa su desarrollo fuera del seno materno, en un medio cultural. De este modo, el lento proceso de maduración humana exige un medio cultural a la vez que posibilita un largo período de aprendizaje y, por tanto, una asimilación amplísima de pautas y contenidos culturales.
La relación existente entre la naturaleza y la cultura constituye la singularidad del ser humano. Esta singularidad ha sido a veces calificada como paradoja humana y puede expresarse diciendo que el ser humano es cultural por naturaleza.